¡Vamo Celeste!

Una columna de Robbie Ruud

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Aficionados uruguayos previo al partido ante Egipto en el Ekaterimburgo Arena. Foto EFE/Kiko Huesca

Por Robbie Ruud

2018-06-23 5:36:17

“Quién no vibró alguna vez… Con un grito de gol, un grito enamorado. Del presente o del pasado, del futuro tal vez”… dice uno de los temas más sonados de todos los tiempos en Uruguay de nombre: “Quiero un grito de gol”. La Celeste apenas anotó dos goles en lo que va el Mundial Rusia 2018: uno de “Josema” Giménez in extremis ante Egipto, y otro de Luis Suárez ante Arabia Saudita, y paremos al toque de contar.

Pero ¿por qué contar con la Celeste como candidata? Bueno, más allá del espejismo de no haber recibido goles en contra todavía (Egipto no tuvo a Salah y Arabia no tuvo ideas), Uruguay es uno de los cuadros con mejor química grupal.

En el medio campo ahora se mermó notablemente esa cultura “hachera”, donde las tibias, los peronés y los tobillos rivales salían volando, para apostar más al toque y la búsqueda de espacios. Es esa misma dinámica la que hoy por hoy busca la participación de Suárez y Cavani en el acarreo del balón, pero más hacia adelante y no tanto de espaldas, una fórmula que los desgastó mucho en 2014, cuando tenían que bajar a pelear balones con glúteos, hombros y codos.

Hay un grupo muy unido gracias a Óscar Washington Tabárez, quien cumple su tercer mundial seguido con la Celeste y el cuarto en su currículo. Y en el plantel hay un entusiasmo instalado no solo por el orgullo de país, sino también por hacer honores al “Maestro”, arquitecto de un equipo, de un conjunto, que seguro se le indigestará a Portugal, a España, y quién sabe a cuántos más.