A menos de dos años de ejercer como docente, Evelyn Cortez enfrentó el reto de enseñar a niños con ceguera, sordera o autistas; ella asumió la tarea, pese a su limitada experiencia en las áreas.
Evelyn dijo que en un principio desconocía ese mundo, ese que no lo enseñan en un salón de clases, pero que con el tiempo la vida se encarga de hacerlo. Actualmente, ella es maestra de 27 alumnos de sexto grado del Colegio Bautista Internacional de Sonsonate.
“Ser docente no tiene pago, ver la sonrisa de un niño diciendo que sí entendió o que diga que salió de un problema con la ayuda de uno, eso es gratificante”, expresó la docente, entre lágrimas, emotiva de su vocación.
Ahora imparte sus clases utilizando el lenguaje de señas y adaptándose al sistema braille. En su salón atienden a dos niños con discapacidad, uno con ceguera y otra que es sorda, quienes son integrados con el resto de alumnos, gracias a la orientación de la docente.

Foto EDH/Lisette Monterrosa

5 canciones para los maestros en su día
El himno al maestro salvadoreño no podía faltar en esta celebración especial, así como melodías infantiles y otras llenas de humor
Evelyn se graduó de la Licenciatura de Ciencia de la Educación hace dos años en una universidad de Sonsonate. De acuerdo con ella, la carrera es una vocación con la que cree haber nacido.
“Toda la vida andaba arrastrando una pizarra y siempre me acompañaba un palito, yo decía que era mi regla. Sentaba a todos mis peluches y les decía que pusieran atención”, comentó riendo, al recordar que jugaba a ser maestra desde corta edad.
Su padre, que fue con el único que se crió, siempre la catalogó como una persona enojada y poco paciente para ser maestra, ahora se caracteriza entre sus demás compañeros por impartir las clases con un toque de locura.
Evelyn es alegre, muy amable y receptiva con sus alumnos, pues considera que la empatía es esencial para generar la confianza con sus estudiantes.
Alejada de la realidad de la docencia, como ella describió, tuvo su primera experiencia que le conmovió el corazón. Andrea era una alumna de quinto grado con autismo, no hablaba con nadie en el colegio y tampoco lograba su atención.
Uno de los problemas que la educadora identificó es que estaba acostumbrada a relacionarse sólo con su familia y pese que cuando la abordaba, numerosas veces le dio la espalda, no dejó de insistir.
“Yo decía, Señor, cómo hago; y buscaba diferentes estrategias para llegar a ella”, comentó Evelyn.
El 10 de mayo del año pasado, una fecha que Evelyn jamás olvidará, vio llegar a Andrea que le entregó una carta elaborada por ella misma y un ramo de rosas, seguidas de un abrazo en agradecimiento a su paciencia y atención.
“Me dijo que me quería mucho y eso significó un fruto de mi trabajo que me marcó mucho”, manifestó conmovida.
Las clases de Evelyn son dinámicas, mantener la alegría y la innovación son elementos claves y por ello también imparte la clase de música.
Idear una canción es parte de la creatividad, que ella utiliza para conocer a sus alumnos.
Tuvo un caso en el que un alumno se presentó con una composición inspirada en su padre. En la canción narraba las dificultades por las que pasó cuando él migró al extranjero. En ese momento la maestra se convirtió en su confidente con el que logró una estrecha amistad.
Si hay algo que la distingue entre los demás, es que nunca dice no a los retos, aunque eso implique estar despierta a las 2:00 o 3:00 de la madrugada buscando una solución a las necesidades de los estudiantes.
Marlin que es sorda y Yahir que es ciego, se encuentran entre los 27 alumnos que están a su cargo.
“Busco técnicas para cada uno de ellos que están en medio de los demás y su integración es importante. Su condición no los hace diferente de los demás”, aseguró Evelyn.
Al iniciar el año con Marlin y Yahir, la maestra emprendió el reto. Entre las ideas surgió implementar el lenguaje de señas como una materia para el grado, lo cual contribuía a integrar a Marlin y que los demás compañeros se pudieran comunicar con ella.
Ahora Marlin sonríe y es bastante abierta con el grupo, en un principio ni la niña tenía conocimiento en cuanto al lenguaje de señas.
Con respecto a Yahir, la profesora se capacita para facilitar su aprendizaje a través método braille y realiza diversas actividades para mantener el compañerismo del grupo.
“Escogí la docencia porque me parece magnífico trasmitir un poco de lo que uno sabe. Lo que más deseo es que mis alumnos me recuerden por la maestra que les enseñó a respetar a Dios y a sus padres”, dijo con convicción la maestra, que cada día se dedica a educar en valores y la fe cristiana.