Observar que Ruth, una niña cuadrapléjica, pintaba con convicción, usando los dedos de sus pies ha sido el lienzo más satisfactorio que Nancy Quintanilla, docente de arte del Hogar de Parálisis Cerebral (Hopac), ha visto en su vida.
Nancy que por azares de la vida llegó a Hopac, se ha convertido en una alumna más, “ellos me enseñan a mi” afirmó. Pues asegura que el maestro no es el que sabe más, si no el que aprende cada día de sus alumnos.
La profesora se dedica a dar pinceladas, con un toque de paciencia y cariño, para descubrir el nuevo mundo al que se enfrenta con los estudiantes que padecen diferentes discapacidades.
En su salón exhibe coloridas pinturas, todas elaboradas por niños y adultos que están a su cargo. Algunas muestran diversas texturas y detalles, otras son poco elaboradas y también las hay de sólo trazos.
“Cada cuadro es una obra de arte porque comunica algo”, aseveró la artista con la mirada fija hacia un lienzo de un pavo real, que el cuerpo estaba compuesto por las manos plasmada de un niño con parálisis cerebral.
A Nancy, la docencia le continúa entregando uno de los mejores regalos de la vida, observar la sonrisa y el orgullo que sus alumnos sienten al demostrar de lo que son capaces.
Son 11 años los que la acreditan como profesora, Nancy se graduó de la Licenciatura de Artes Plásticas de la Universidad de El Salvador en 2007.

FOTO EDH/ Salvador Meléndez
Tras su graduación emprendió su carrera como docente en diferentes instituciones regulares, en las que impartió asignaturas ordinarias como matemática, lenguaje y sociales, sin dejar de lado su pasión por el arte, que en cada rincón inspiró a sus alumnos a expresar sus emociones a través del arte. También ha laborado como educadora en museos de arte.
Recuerda que uno de los primeros retos al iniciar como docente fue pararse frente a los alumnos y “hacer como que nada”, mientras por dentro se moría de los nervios y le temblaban los pies. A pesar que su primera experiencia fue con niños de primer ciclo de educación básica.
Asegura que los desafíos de un profesor no son nada fácil, implica ser cocineros, consejeros, psicólogos, costureros y hasta un padre o madre a la vez.
Hace cuatro años la vida de Nancy cambió; a través de un amiga se dio cuenta de una oportunidad en Hopac, la cual aceptó sin discernir los retos que le esperaban. “Al entrar sentí temor, era algo que desconocía y que me tocó ir conociendo” dijo entre risas y nervios.
Nancy que desde primer momento creyó haber estado en contacto con la docencia en todas sus áreas, en Hopac se enfrentó con casos de personas con parálisis cerebral, síndrome de Down, trastornos cognitivos y demás.
Fue entonces cuando puso a prueba su vocación, aquella que debe nacer del corazón y para actuar con paciencia y perseverancia, aseguró. “Aquí usted no repite dos o tres veces, si no que más veces una misma indicación. Uno viene siendo las manitas y los piecitos de cada uno” añadió.
¿Cómo enseñar a pintar? fue una de las primeras interrogantes con las que se cuestionó. Lo que Nancy no imaginó que entre sus estudiantes encontraría la solución a las inseguridades.

FOTO EDH/ Salvador MELENDEZ
Ruth fue una de las primeras alumnas que tocó su corazón, la niña tiene paraplejía y apenas logra mover uno de sus pies. Durante las clases se estresaba y se ponía muy rígida, pero Nancy comenzó a prestar más atención.
Observó sus movimientos, leía su mirada y escucho con atención sus pocas palabras, las que entendió con gran dificultad. “Ella me pidió que le quitara el zapato y el calcetín porque con el pie era más fácil que pintar con las manos. Eso tocó esas fibras, esos sentimientos porque su dificultad no fue un impedimento” expresó con afecto Nancy.
Desde entonces, Hopac se convirtió en una escuela, porque entendió que la discapacidad no los hace diferente de los demás y que también tienen mucho que expresar, lo importante es darle una oportunidad.
La maestra atiende a niños, jóvenes y adultos con diversas dificultades, quienes con el tiempo también se han hecho sus amigos. Don Toñito, como ella lo llama con cariño, y don Mendoza, se encuentren entre los alumnos más extrovertidos, que con una gran sonrisa muestran su arte que son algunos cuadros de frutas, piedras decoradas y manualidades.
En el arte, el ingenio y la creatividad son indispensable, en Hopac cada pincelada se convierte en el triunfo de cada alumno.
Nancy es soltera y tampoco tiene hijo pero asegura que los alumnos, son sus niñitos.
Si usted esta interesado en colaborar con Hopac o desea comprar alguna de las manualidad puede llamar al 22364100, número de la institución.