La población urge ser rescatada del remolino de la violencia

Ninguna guerra se gana con cinco o más generales tomando decisiones, más si lo hacen con prejuicios o consignas políticas totalitarias.

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elsalvador.com

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2018-05-28 9:42:53

De tiempo en tiempo, algunos altos funcionarios revelan que han sido amenazados de muerte, sin que detallen más sobre el origen.

Generalmente estos hechos, pese a su gravedad, quedan así, sin que se diga más. Al final estos señores pueden ignorar esa clase de amenazas, incluso mejorar sus equipos de seguridad, pero los salvadoreños que viven en la periferia de las ciudades, los que son extorsionados o que en alguna forma chocan con pandilleros o hampones, saben que las amenazas que reciben ellos deben tomarse muy en serio y con frecuencia deben dejar sus viviendas y buscar refugio en otros lugares.

Muchas de estas familias han comprado sus viviendas con préstamos bancarios o de otra naturaleza, pero si las dejan tienen que continuar cancelando esos compromisos o caer en mora y afectar casi irremediablemente su crédito personal, lo que los pone entre la espada y la pared.

Las amenazas se han materializado también en fiscales, jueces y empleados judiciales y de penales que han sido blanco de atentados y han muerto en la mayoría de los casos, de la misma manera que ha sucedido con agentes de la Policía y efectivos de la Fuerza Armada.

Esta situación no la buscamos los salvadoreños sino que se deriva de la guerra que nos desataron y que algunos todavía quieren seguir promoviendo.

La pregunta que se hacen muchos es cómo impedir que el país caiga en una especie de remolino que todo lo traga y del cual no se puede escapar, como el Caribdis del Estrecho de Mesina, que aterraba a los navegantes de la antigüedad, o el Maelstrom del Mar del Norte que tragó sin destruirlo al Nautilus del Capitán Nemo de la obra de Julio Verne.

Jueces y magistrados independientes es lo que debe elegir la Asamblea

Ninguna guerra se gana con cinco o más generales tomando decisiones, más si lo hacen con prejuicios o consignas políticas totalitarias.

A esto se agrega, como ya lo hemos señalado, que las leyes de protección a sicópatas menores de 18 años impiden llevar registros de tales delincuentes y por lo mismo vuelve casi imposible hacer un mapa de las estructuras del crimen organizado, anticipar sus movimientos, e ir tras sus negocios y vínculos con grupos fuera del país o que actúen al descubierto.

El hecho de que las maras se extiendan hoy en día a Estados Unidos e inclusive que tomen venganzas en territorio estadounidense contra personas que han tratado de escapar, comprueba que son parte del engranaje de lo que una escritora hace muchos años llamo la internacional del terror y que une tanto a jihadistas del Medio Oriente como las mafias japonesas en un solo nudo de muerte y destrucción.

No ayuda nada en esto el prevaricato — juzgar de acuerdo a los intereses partidarios o personales del juzgador— lo que equivale a dejar en un grado de indefensión a la gente honesta y normal de cualquier país.

Es la gran lucha del momento en El Salvador: asegurarse de que los jueces y magistrados no tengan vínculos con mafias, con el oficialismo, con partidos políticos, sino que sean independientes y capaces.