Tras asesinar a hombre en hecho confuso policías le colocaron un arma

Tribunal ordenó a Fiscalía investigar a agentes que participaron en la alteración de la escena y por encubrimiento de hechos sucedidos en Zaragoza. Un policía fue condenado.

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El agente de la Sección Táctica Operativa (STO) José Francisco Ramírez Rodríguez, fue condenado a 20 años tra ser hallado culpable de asesinar a José Mauricio Salazar de 38 años y sordomudo, FOTO EDH/Archivo

Por Jaime López

2018-05-10 4:36:41

“No tenían porqué dispararle si lo que él tenía en sus manos era un taladro con una extensión negra que se veía bien”, sin embargo, el 24 de abril de 2017, los policías creyeron que se trataba de un fusil, afirmó el padre de José Mauricio Salazar, de 38 años, el sordomudo asesinado aquella tarde en la colonia El Zaite II, en Zaragoza, La Libertad.

La confusión no fue por la oscuridad o la distancia porque eran las 4:00 de la tarde y estaban a una distancia de solo cinco metros.

Miguel Ángel Andrade no era el padre biológico de la víctima pero por sus expresiones como que lo fuera, ya que a él correspondió cuidarlo y verlo crecer desde que tenía dos años, por eso tras su asesinato no descansó junto a los abogados de la Fiscalía General de la República y del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad José Simeón Cañas (IDHUCA) hasta llevar el caso a los tribunales.

El proceso que concluyó el miércoles anterior con la resolución en que el Tribunal Primero de Sentencia de Santa Tecla impuso 20 años de cárcel a José Francisco Ramírez Rodríguez, tras encontrarlo culpable de haber asesinado a Salazar. Su compañero fue absuelto, al no haber pruebas en su contra, más que su compañía en el operativo donde ocurrieron los hechos.

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Pandilleros de la comunidad El Líbano, de Suchitoto, trasladaron el artefacto hacia el puente San Francisco en un pick up. Luego de colocarlo, pararon al motorista de una rastra cañera y le pidieron que hablara a la Policía para alertar del falso cadáver.

El fallo no satisfizo del todo a Andrade y los acusadores, pero sostuvieron que por lo menos había quedado al descubierto uno de los malos procedimientos policiales.

“Para mi debieron haberlo condenado con más años de prisión pero se hizo justicia. Además todavía falta que procesen a los otros agentes”, detalló.

El taladro, que al parecer los policías confundieron con un arma de fuego, era una herramienta de trabajo que su padrastro le había prestado para ganarse la vida, haciendo un trabajito en la colonia.

“Quería hacerle unos agujeros a una puerta para ponerle pasador”, afirmó Andrade. Salazar estaba a una cuadra de llegar a casa de su padrastro cuando fue acribillado por los agentes policiales.

En las declaraciones, los agentes dijeron que la balacera se originó a 32 metros pero las evidencias recabadas por la Policía Científica en la escena del homicidio demostró que estaban a cinco metros de distancia.

Además el día del crimen, la víctima fue reportada “como pandillero” y que a un lado del cadáver estaba el arma con el que “intentó atacarlos” junto a siete mareros más, algunos con revólveres y otros con fusiles; y que en justa defensa se les adelantaron y mataron a Salazar. Pero al hacerle las pruebas técnicas al arma y comparar las huellas de la víctima éstas no coincidían con las que tenía el arma que estaba su lado. “No es posible que la víctima halla disparado”, concluyó el Tribunal.

Para comprender aún más el caso las autoridades judiciales ordenaron la reconstrucción de los hechos.

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Inconsistencias

Además se documentaron otras series de inconsistencias en las declaraciones de los agentes, por ejemplo que el grupo de sujetos con el que estaba la víctima se habían escondido en un callejón, pero en el álbum fotográfico se observa un lugar abierto y no había donde ocultarse.

Otra fue que los policías dijeron que la víctima andaba con zapatos deportivos (tenis) y en el álbum se ve que estaba con sandalias.

Los policías afirmaron que sus movimientos fueron a la izquierda del cadáver y en el álbum aparece que giraron a la derecha. Se dijo que en la escena del homicidio había un vehículo estacionado después de una tienda y en las fotografías se ubica entre 300 y 350 metros antes del automotor.

Las declaraciones de los agentes fueron cambiadas en cada una de las citas, además fueron inconsistentes e inverosímiles al ser confrontadas con otras evidencias, dijo uno de los jueces.

Dijeron que la víctima era pandillero y no habían antecedentes delictivos en su contra, al contrario en la comunidad se dijo que era una buena persona y trabajadora.

En concordancia con ello, su padrastro manifestó que Salazar hacía trabajos de poda de árboles, limpieza de jardines, pintura de vivienda y tareas de albañilería entre otras.

Al final, el Tribunal resolvió que el hecho no reúne las características de ejecución extrajudicial sino por dolo eventual (culpa eventual) por la confusión que se habría dado por la distancia, sin que los agentes hayan hecho el mínimo esfuerzo por proteger la vida, principal obligación de la Policía.

Pero al haber modificado la escena donde quedó el cadáver y desaparecido el taladro, el Tribunal ordenó que Fiscalía inicie una investigación por complicidad y fraude procesal en contra de los otros dos agentes que participaron.

Además, el Tribunal pidió a la Policía que aclare públicamente que José Mauricio Salazar no era un delincuente ni pandillero sino una persona honrada y que fue asesinado por una confusión.