Son curiosos, precoces, muy inteligentes y, a veces, hiperactivos. Sorprenden con sus preguntas, con su capacidad de análisis, su habilidad para contestar en clases y por su coeficiente intelectual alto.
Son los niños con altas capacidades, conocidos también como genios, superdotados, prodigios, sobre dotados, cerebros brillantes…
Algunos investigadores creen que las habilidades cognitivas avanzadas de los niños superdotados resultan, en parte, de la capacidad de sus cerebros para procesar información de manera más rápida y efectiva.
Esta peculiaridad, exclusiva de pocos, puede generar alegría y orgullo en muchos padres y maestros, pero también cierto grado de desconcierto y preocupación.
Y es que los niños superdotados suelen verse afectados por varias emociones negativas que los demás ejercen sobre ellos, como la envidia, la competitividad, la falta de compasión y el resentimiento. ¿Por qué? La respuesta la brinda David Palmer, sicólogo educacional.
“Podría ser porque las personas simplemente no entienden que los niños genios son mucho más que pequeñas personas inteligentes, perfectas y de vida fácil”, refiere el especialista.
Superdotados, admirados e incomprendidos
Los niños con alto coeficiente intelectual son vistos como extraños por tener necesidades y aptitudes especiales
La dotación de altas capacidades puede manifestarse en uno o más dominios, podría ser en lo intelectual, en lo creativo o artístico, en el liderazgo o en un campo académico específico, como la literatura, las matemáticas o la ciencia.
“Los padres, los educadores y la comunidad en general tienen la responsabilidad de apoyar a estos chicos a medida que alcanzan su mejor nivel personal. Es esencial apoyar su crecimiento y desarrollo, incluyendo su dominio intelectual, social, emocional y físico”, expresa Palmer.
Según la Unesco, los niños superdotados o con talento si no reciben de forma oportuna una atención educativa a sus capacidades y necesidades específicas, pueden presentar dificultades de aprendizaje o alteraciones en la personalidad y del comportamiento.
Especialistas han determinado que criar niños con cerebros brillantes es un gran desafío. Lo primero que los expertos en sicología recomiendan es buscar asesoramiento y realizar un examen de coeficiente intelectual para confirmarlo.
De acuerdo a información publicada por la organización Altas Capacidades El Salvador, la identificación temprana es primordial, no con el objeto de etiquetar, sino para estar en condiciones idóneas de poder determinar las necesidades educativas que presentan estos estudiantes y dar respuesta a las mismas, facilitando el máximo desarrollo de sus capacidades. Esta entidad considera que el mejor momento para identificar a un niño con altas capacidades es entre los 5 y 7 años, siendo este un elemento decisivo para el diseño y puesta en marcha de medidas educativas destinadas al alumnado con altas capacidades intelectuales.
Científicamente comprobado, la inteligencia se hereda de las madres
Según la ciencia, las personas inteligentes deben agradecerles a sus madres, ya que ellas son las principales encargadas de transmitirles los genes relacionados con la inteligencia.
La identificación temprana también es importante cuando un niño pequeño muestra diferencias conductuales o sociales, cuando está muy concentrado en intereses inusuales o si se muestra más distraído o desatento que otras personas de su misma edad. Conocer el coeficiente de inteligencia de un infante puede permitir comprender su desarrollo atípico y ayudarlo a evitar diagnósticos erróneos potencialmente dañinos.
“Algunos niños dotados pueden no ser particularmente exitosos en el aula. Estos estudiantes pueden tener problemas de atención (que podrían o no estar relacionados con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), tener habilidades organizativas deficientes o simplemente no “encajar” con el estilo de enseñanza en el aula”, dice Palmer.
A continuación, se detallan algunos rasgos que los niños dotados pueden tener.
Habilidades lingüísticas
Si bien la mayoría de los niños alrededor de los dos años de edad pueden formar oraciones reconocibles y comprender el lenguaje complejo, los niños dotados a menudo manifiestan estas señales antes de esa edad. A medida que se acercan a la edad escolar, aparecen otras habilidades del lenguaje más avanzadas o sofisticadas.
Algunos de los rasgos de superdotación a tener en cuenta al considerar el desarrollo del lenguaje de un niño en relación con otros de su misma edad incluyen: vocabulario muy desarrollado, capacidad de aprender fácilmente nuevas palabras, tendencia a hablar rápidamente, uso temprano de oraciones más largas y complejas, empleo de gramática apropiada y lectura temprana.
Asimismo, hacen preguntas sobre lo que ven y oyen y desean recibir respuestas y explicaciones completas. Además, tienen la capacidad de comprender y participar en conversaciones con adultos y pueden cambiar su forma de hablar cuando conversan con diferentes audiencias, por ejemplo, un niño superdotado de cuatro años podría usar palabras y estructuras de oraciones más avanzadas al hablar con adultos o niños mayores, y luego hablar de una manera más simple cuando se dirige a un niño de tres años.
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Habilidades de aprendizaje
Todos los niños tienen un deseo innato de aprender sobre el mundo que los rodea. Lo que distingue a los niños dotados de los demás es la aparente naturalidad y alegría con la que hacen esto. Sus cerebros parecen ser esponjas que absorben sin esfuerzo e incorporan nueva información e ideas.
Muchos niños dotados son estudiantes que muestran, entre otras características, capacidad de aprender de forma rápida y eficiente, tendencia a centrarse en gran medida en ciertas áreas de interés (por ejemplo, geografía, espacio, animales…), deseo de buscar de forma independiente información sobre sus temas de interés; capacidad de hacer preguntas que muestran una comprensión avanzada, profundo deseo de conocimiento, excelente memoria y fácil recuerdo de lo que escucharon, vieron o aprendieron previamente. También suelen leer más, presentan poca necesidad de indicaciones al comenzar una nueva actividad y poseen un desarrollo temprano de habilidades motoras que involucran equilibrio, coordinación y movimiento. Los niños dotados también pueden avanzar en algunas actividades motrices finas útiles, como ensamblar objetos pequeños, por ejemplo, legos, juguetes transformadores y bloques) o armar rompecabezas y cubos Rubik.
Suelen tener una comprensión de sus propios procesos de pensamiento y aprendizaje, por eso pueden preferir algunas formas de aprendizaje y resistir el uso de otros métodos sugeridos por un maestro o un adulto; además, son capaces de detectar cuánto y qué tipo de estudio necesitan para dominar una habilidad o tema, tienen un pensamiento creativo y una inclinación a ver el aprendizaje como algo divertido.
Rasgos emocionales y de comportamiento
Los niños dotados a menudo son más intensos emocionalmente que otros. Pueden ser más sensibles y mostrar una gran empatía en situaciones donde otros de su edad parecen indiferentes.
Pueden parecer tener una fuente inagotable de energía, se la pasan moviéndose, hablando, preguntando y explorando constantemente.
Suelen pensar y hablar rápido, generalmente se frustran cuando sienten que los demás hablan demasiado lento o tardan demasiado en “llegar al punto”.
Tienen cualidades de liderazgo bien marcadas; a menudo son líderes natos que guían a los demás.
Poseen la capacidad de relacionarse con niños mayores y adultos, debido a que sus habilidades e intereses cognitivos pueden ser avanzados para sus años. Les resulta más fácil conectarse y aprender de personas mayores.
Disfrutan del tiempo a solas; se deleitan en actividades más solitarias, como leer, escribir, soñar despierto, observar o simplemente pensar.
Suelen disfrutar más las naturaleza (puestas de sol, las plantas, la playa, animales…). También pueden mostrar un profundo interés en ciertas expresiones de arte.