Un turista estonio del que apenas se conoce el nombre de pila “Pavel” no se imaginó que terminaría siendo el protagonista de un hecho bastante curioso.
El hombre escaló sin darse cuenta la cima de una montaña de 2,400 metros, en los Alpes austriacos, mientras buscaba el camino de vuelta a su hotel. Hasta aquí se puede leer como algo extremo y nada trascendental.
Sin embargo, lo que lo ha llevado a ser noticia es que Pavel estaba borracho cuando realizó esta increíble hazaña, así lo relata el medio El País en una publicación.
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“Pavel, un turista estonio de 30 años, de vacaciones en una estación de esquí de los Alpes salió de fiesta una tarde y bebió alguna copa de más. Cuando pasaba el último transporte para su hotel, a las siete y media, pensó que aún le quedaba mucha noche por delante y continuó la juerga hasta que cerraron los bares. A esa hora no tenía otra opción que volver a pie. Aunque estaba solo, a oscuras, llevaba mocasines e iba abrigado solo con una americana, la hazaña no le debió parecer gran cosa y se puso manos a la obra. Pero echó a andar en la dirección opuesta a su hotel”, se lee en la nota.
Al parecer, Pavel no se percató de su error ni cuando se “acabó” el pavimento, desaparecieron los edificios y la ‘calle’ se empinaba cada vez más, relata también el diario italiano La Stampa.
En algún momento de la noche el turista vio un chalet que correspondía al bar-restaurante “Igloo”, situado en la cabecera de la pista de esquí. Intentó abrir la puerta del bar con la llave de su habitación y, pese a no ser la correcta, consiguió entrar.
Foto tomada de El País
El cocinero y los camareros lo encontraron acostado a la mañana siguiente, cuando subieron en moto de nieve para preparar los desayunos.
Nicoletta Giordano, la propietaria del negocio cuenta a EL PAÍS que todavía no se explican cómo consiguió llegar hasta allí sin tan siquiera un abrigo.
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“No sabemos con qué fuerzas físicas consiguió subir ni qué camino pudo coger”. Dicen que para una persona en forma y con la ropa apropiada la gesta a pie es viable y no le llevaría mucho más de una hora y media o dos horas. Pero Pavel, al menos en aquel momento, no cumplía ninguna de las dos condiciones.
Mientras el turista dormía plácidamente, se dio la voz de alarma sobre su desaparición y los efectivos de rescate activaron el operativo de búsqueda. Las autoridades en ningún momento se plantearon que el turista hubiera ascendido por la ladera de la montaña en su estado y sin ningún tipo de equipación.
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Al día siguiente de la hazaña, el viajero volvió a subir al “Igloo”, esta vez en una cómoda moto de nieve para agradecerles la asistencia y la comprensión y hacerse una foto con los empleados para el recuerdo.
Ahora, Pavel se enfrenta a una multa por movilizar a todos los equipos de rescate para encontrarlo.
Foto tomada de El País
Con información de El País / La Vanguardia