Entre la 3a. Avenida Sur y la 6a. Calle Poniente, rodeado de puestos informales y coloridas sombrillas que resguardan las ventas ambulantes, se encuentra desde hace más de 100 años uno de los primeros edificios prefabricados construidos en el antiguo San Salvador.
Era el Hospicio de Huérfanos, un lugar de beneficencia pública destinado a atender a niños desamparados y desvalidos. Fue construido con base de perfiles de acero, paredes de placas de lámina troquelada y todo el conjunto se unía por medio de pernos.
Es de los tres únicos edificios que existen en su clase en la capital, los otros dos son El Hospital Rosales, inaugurado en 1891; y la Sala Cuna, de San Salvador, entregado en 1930.
Según documentos de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, la fecha exacta de construcción no se ha podido determinar. Se calcula que fue al inicio del siglo XX porque aparece en postales fechadas en el año 1909.
Según Víctor Barrientos, arquitecto especializado en estructuras del centro histórico, después de ser un hospicio, la estructura albergó los Juzgados de lo Civil, al Juzgado General de Hacienda y el Cuarto Juzgado de Paz.
También estaban las oficinas del mercado y puestos de vendedoras hasta que se construyó el mercado Sagrado Corazón. Por petición de las vendedoras se instaló una guardería que funciona hasta la fecha.
El edificio, que posee un valor tecnológico por ser un referente arquitectónico de los años 20, es recordado por las vendedoras más antiguas de los alrededores por ser uno de los que sobrevivió a varios terremotos, como el de 1917 que destruyó gran parte de San Salvador.