Es una frase común en la sabiduría popular: “Mejor se arruina”. Sin embargo, en muchas ocasiones es un enunciado extraño, pues paradójicamente se refiere a que ya se alcanzó la excelencia o la perfección del evento buscado. Indica que no es necesario esforzarse más pues el resultado esperado ya se obtuvo.
Es así como lo oímos principalmente relacionado a eventos de la vida cotidiana, típicamente en resultados de partidos de fútbol, cuando el equipo favorito es el ganador, especialmente de los esperados Clásicos del fútbol salvadoreño o mejor aun del Clásico del fútbol español.
Pero de igual manera nos referimos con esa expresión al estado del tiempo, a la manera en que nos sentimos un día en particular o al resultado de una prueba académica. Muy rara vez o nunca nos expresaremos con “mejor se arruina” al cotidiano caos vehicular de las mañanas o del final de la tarde o al estado de la economía nacional. Pensamos que la frase está hecha para eventos cotidianos e intrascendentes.
Sin embargo, en esa misma dirección pero en un tono más formal y académico, se expresaba François-Marie Aroet (1694-1778) nacido en París, Francia. Es mejor conocido como Voltaire, escritor, filosofo e historiador, representante de la época denominada “Ilustración”, caracterizándose por ponderar la razón humana como base de las Ciencias y del respeto a la humanidad. A Voltaire se le reconocen trabajos relacionados contra la tiranía, fanatismo, intolerancia y la crueldad de los individuos y las sociedades en que habitan.
A él precisamente se le atribuye la frase: “Lo perfecto es enemigo de lo excelente”; que desafortunadamente ha sido malinterpretada, pero que con esta frase el famoso escritor francés argumentaba que era preferible hacer algo de buena o excelente calidad en un tiempo razonable, que buscar la perfección en un tiempo excesivo.
Pero en esta ocasión quiero trascender el concepto y poner en perspectiva la perfección que busca el artista en la fabricación de su obra de arte o de su partitura musical. Si, además me refiero al constructor que se afana en poner orden a sus ideas para que sean compatibles con la majestuosidad de la obra por construir.
En este mismo sentido, describo al cirujano plástico que trata de encontrar la perfección y la sobresaliente técnica para darle una mejor sonrisa al niño que adolece de labio leporino o paladar hendido. Igualmente se incluye en esta representación al científico que se esfuerza día y noche para perfeccionar la técnica que nos dará un mejor método para diagnosticar una enfermedad o mejor aun para tratar una mortal dolencia. Sin duda, de igual manera, me refiero al médico que aun cuando ha trabajado arduamente durante su trabajo nocturno, se esfuerza, no en busca de la perfección, pero si tratando de lograr la excelencia en su trabajo aun a costa del cansancio, frustración y reveses que se producen cuando se trata médicamente a enfermos con recursos limitados.
De la misma forma, todos nosotros podemos intentar superar el “Mejor se arruina”: luchando por lograr una mejor relación con nuestra pareja y nuestros hijos, buscando una mejor comunicación con nuestros semejantes, perfeccionando la distribución del tiempo para hacer un balance adecuado entre trabajo y familia.
Afortunadamente para la humanidad, todos contamos con el potencial para convertirnos en personajes particularmente excepcionales, que buscan la excelencia y luego la perfección, independientemente del esfuerzo, tiempo y sufrimiento personal que esto puede llevar como costo en nuestras vidas. Es en cada una de estas ocasiones, en donde nos damos cuenta que la búsqueda de la excelencia con miras a la perfección, puede ser una opción. Solo con nuestro mejor esfuerzo lograremos que sea una posibilidad real.
Médico y columnista
de El Diario de Hoy