Probióticos, los defensores de tu salud

Los seres humanos estamos en constante lucha contra las bacterias y otros microorganismos, por el temor a enfermarnos. Sin embargo, no todos son malos, como el caso de los probióticos que son de gran beneficio para el organismo en general.

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elsalvador.com

Por Mireya Amaya

2018-02-24 6:23:08

Si eres observador, al hacer  tus compras habrás notado que desde hace algún tiempo han aparecido en los supermercados varios productos que destacan entre sus componentes la adición de algún “probiótico”.

Dicha palabra resultó curiosa para muchos. “Algunos la confundían con prebióticos, que son fibras que sirven de alimento al probiótico para que sobreviva en el tracto gastrointestinal, e incluso con antibióticos”,  según indica la nutricionista Patricia Echeverría, quien agrega que este vocablo comenzó a usarse en El Salvador hace una década.

¿Pero qué son exactamente los prebióticos? De acuerdo con la Organización Mundial de Gastroenterología, se denomina así a los microorganismos vivos que, cuando se ingieren en las cantidades adecuadas, aportan beneficios para la salud de quien los consume.

Estos trabajan a nivel intestinal y puede tratarse de bacterias o levaduras que están presentes en alimentos, como yogures y leches, así como en medicamentos o en suplementos dietéticos.

Por su parte, el nutricionista costarricense Francisco Herrera destaca entre las características de estos que deben resistir el ácido estomacal y que necesitan ciertas condiciones de almacenamiento que garanticen su vida.

“Deben almacenarse de acuerdo con las condiciones que describe el fabricante, lo importante es evitar exponerlo a altas temperaturas porque puede morir”, explica. Una vez consumido, el probiótico soporta la temperatura corporal. De ahí que si va a emplearse en algún tipo de preparación culinaria lo mejor es no aplicarle más de 37 o 38 grados de calor.

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Su funcionamiento

La función de los probióticos es mejorar la población de bacterias beneficiosas que se encuentran en el intestino, mediante la colonización del mismo. De acuerdo con Herrera, esto lo hacen adhiriéndose a las paredes donde liberan sustancias que bajan el PH (acidez) e inhiben el crecimiento de microorganismos patógenos. En otras palabras, crean una especie de barrera de protección.

De acuerdo con el sitio webconsultas.com, los probióticos que se utilizan con más frecuencia son los pertenecientes a las especies Lactobacillus y Bifidobacterium.

Los primeros, explica, son los que más se han empleado durante años para la conservación de alimentos mediante la fermentación, como es el caso de la leche al fermentarse para producir yogur.

Sin embargo, es importante aclarar que no todos los microorganismos llamados probióticos ejercen el mismo efecto terapéutico. “Esto es porque hay diferentes cepas, familias y géneros que no causan el mismo efecto. Por ejemplo, en casos de diarrea y estreñimiento no todos van a funcionar, solo lo harán ciertos tipos cuyo efecto positivo ha sido comprobado mediante estudios”, explica Herrera.

Por lo mismo es importante leer la información nutricional y consultar con un profesional de la nutrición cuál es el probiótico más adecuado dependiendo de cada caso en específico.

 

¿Cómo te benefician?

Sin duda alguna, el cuerpo humano es  hogar de una mezcla de bacterias buenas y malas, que están prácticamente en todas partes: la boca, el intestino y la piel.

Según el sitio nutricionsinmas.com, los efectos más estudiados de los probióticos se refieren a su eficacia a la hora de tratar ciertos problemas digestivos, en especial la diarrea. Incluso se ha demostrado que estos pueden combatirla ya sea de tipo infecciosa, causada por rotavirus como también la asociada al consumo de antibióticos.

Estos últimos provocan que la flora intestinal se pierda. “Ocurre en casos de pacientes con VIH o sida, de ahí que antes, durante o después del tratamiento con antibióticos se les da una terapia con probióticos y les funciona muy bien. Con ello se disminuye la estancia hospitalaria y se alivia otro tipo de padecimientos que la persona tenga debido al uso prolongado de medicamentos”, explica el licenciado Herrera.

Los beneficios también se han visto en el tratamiento o la prevención de muchas afecciones, el síndrome del intestino irritable, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Pero además, Echeverría asegura que “también ayudan a la salud de las vías respiratorias e incluso a combatir el cáncer, ya que fortalecen el sistema inmune.