Un testigo con beneficios penales de la Fiscalía, denominado clave Lancelo, confesó que fue un miembro de confianza de la clica Normandie, de la pandilla MS, y que conoció a un hombre llamado Ricardo Álvarez, quien era dueño de dos “comerciales” en San Miguel.
De acuerdo con el requerimiento fiscal en la Operación Cuscatlán, Álvarez habría pedido a la pandilla una reducción de la extorsión en dichos negocios, ya que pagaba $2,000 mensuales.
La MS le dijo que podrían quitarle la extorsión si permitía que en sus negocios se invirtiera dinero de la pandilla.
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Según la Policía, cuatro eran pandilleros. El resto son víctimas “civiles”.
El hombre habría accedido, pero la pandilla le sugirió que denunciara a colaboradores de la MS de extorsión, para que quedara un respaldo, y si en algún momento capturaban a estos sujetos, no se levantaría sospecha de la inversión del dinero.
Fue así, dijo el testigo, que la primera inyección de dinero que realizó la MS fue de $25,000, pero posteriormente le entregaban mensualmente la misma cantidad o $10,000, de acuerdo con las ventas realizadas.
Fue así, según la investigación fiscal, que abrió un tercer negocio. De las ganancias obtenidas, entre $10,000 y $50,000, los invertía en compra de ganado.
Álvarez se congregaba en una iglesia evangélica de la colonia San Carlos, en San Miguel.