Carolina Herrera ha representado por décadas la elegancia y el glamour, así que resultó apropiado que haya invocado los estilos clásicos para su colección final en la Semana de la Moda de Nueva York como la diseñadora al frente de su marca homónima.
El desfile se realizó en un espacio del Museo de Arte Moderno (MoMA), un lugar adecuado dadas las enormes contribuciones de la creativa venezolana a la moda contemporánea.
Frente a una multitud Herrera presentó una línea que fue a la vez alegre y conservadora, audaz y sutil, colorida y tenue. Y es que usó su último show para resaltar la profundidad y versatilidad de su ropa.
El desfile comenzó con prendas básicas como una blusa blanca de mangas sueltas y pantalones negros de bota ancha; un abrigo largo negro y ondulado, y un abrigo blanco con un toque de piel de leopardo en las mangas. Entonces aparecieron atuendos más elegantes: vestidos que podrían usarse en una gala formal y esos claramente diseñados para una alfombra roja, con colores brillantes incluyendo fuertes dosis de rosa.
Herrera, quien no habló con la prensa en el evento, anunció hace unos días que se retiraría como directora creativa de la marca después del desfile. Wes Gordon asumirá su cargo, mientras Herrera pasa a ser la embajadora global de la marca.
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La diseñadora se aseguró de compartir los reflectores al salir a saludar al público por última vez, trajo con ella a la pasarela cerca de una docena de sus costureras.