Para los que critican al Papa Francisco

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Un policía fue asesinado en el enfrentamiento contra pandillero de la 18 en la colonia San Patricio. Foto/Mauricio Cáceres

Por Teresa Guevara de López*

2018-02-03 5:52:51

Para los millones de católicos en el mundo entero, el Papa es el Vicario de Cristo, su representante en la Tierra, Sucesor de Pedro, a quien confirmó con estas palabras: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, pero como es también el Jefe del Estado Vaticano, reconocido como tal por la comunidad internacional, esta dualidad de funciones, que muchos desconocen, da como resultado severas críticas que son motivo de confusión.

En artículo de opinión, el señor José Miguel Vivanco, Director para las Américas de Human Rights Watch, arremete inmisericordemente contra el Papa Francisco, acusándolo de escaso compromiso con los derechos humanos y citando sus recientes visitas a varios países latinoamericanos, donde el ilustre visitante no actuó de la manera que Vivanco esperaba.

En Perú, considera que el Papa debió condenar la liberación de Alberto Fujimori, lo que provocó la indignación de familiares de sus víctimas, que hasta le enviaron una carta quejándose por la injusticia. Pero si Francisco se hubiera pronunciado en contra del gobierno peruano y su presidente, ¿no sería una evidente injerencia en los asuntos del país?

También critica duramente el silencio del Papa respecto a Venezuela durante su viaje a la región, porque él esperaba un público repudio al avasallamiento de la libertad de expresión y religión y hasta una airada protesta por la ejecución del militar Óscar Pérez, ya que la llamada privada que Francisco hizo a los obispos venezolanos para manifestarles su apoyo ante las amenazas de Maduro, no fue suficiente para el autor del artículo, que exigía una fuerte condena sobre los abusos del régimen. ¿No habría injerencia, que provocaría más represión contra el pueblo y la Iglesia?

En Chile, la delicada situación de los abusos sexuales cometidos por clérigos, tema sumamente delicado que el Vaticano está tratando con la debida reserva, y por lo que el Santo Padre pidió perdón en nombre de la Iglesia y manifestó sentir vergüenza por los hechos, el señor Vivanco, que tal vez no es creyente, olvida que Francisco es para los católicos el representante de Cristo en la Tierra y que debe obrar con la misma misericordia que Jesús mostró al acoger a los pecadores, como la mujer adúltera, la samaritana, el buen ladrón y tantos otros, que en este siglo serían los clérigos culpables.

La doble misión del Papa, como jefe de Estado y como pastor, tampoco fue entendida durante su visita a Cuba, al ser criticado por el periodista Carlos Alberto Montaner por no haber arremetido contra Fidel Castro y su régimen durante su discurso en la Plaza de la Revolución, lo que habría sido un desacierto diplomático, ya que su presencia en La Habana se debía a una invitación del gobierno. Peores críticas por haber visitado a Fidel, en su calidad de pastor, en su afán de salvar almas para Cristo. Tal vez para Castro, que moriría pocos meses después, esta visita sería una llamada a su muy enredada conciencia.

Cuando en 2013 se anunció la elección del argentino Cardenal Bergoglio muchos esperaron un líder carismático cuyas palabras e influencia mejorarían la situación de los derechos humanos para hacer un mundo más justo. Y cuando por su autoridad moral se busca la mediación del Papa en los conflictos que aquejan a la humanidad, esperan que sea un árbitro, casi un mago, que condenando a unos y defendiendo a otros, resuelva la situación. Posición totalmente alejada de la misión recibida de Aquel que al enfrentarse a sus acusadores respondió mansamente: “Mi reino no es de este mundo”, y que Sus sucesores tratan fielmente de imitar.

*Columnista de
El Diario de Hoy.