Desterremos la cultura de la temeridad

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Foto Archivo EDH

Por Karla Interiano*

2018-02-02 8:26:22

Existen muchas personas que hacen de la conducción una amenaza??? el motorista de autobús o microbús, subiéndose a la acera para sobrepasar al otro; el que casi atropella al peatón, al ciclista; el que se pasa un alto, el motociclista que se le atraviesa, dos vehículos del transporte público peleando vía; el que no respeta las líneas amarillas, el que conduce en la vía contraria, el que se pasa un semáforo en rojo, el que le sobrepasa a su vehículo a excesiva velocidad en carreteras y casi al punto de chocarle, como que es competencia de carreras; el que abusa del pito o constantemente cambia de luces como indicador de impaciencia para que el otro se apure, y ya no se diga aquellas personas que manejan bajo los efectos del alcohol o consumo de drogas.

Existe para ello la penalización que se aplica en los diferentes casos, jurídicamente hablando, lo que resulta determinante, ya que se convierte en un regulador; sin embargo, es de vital interés que las personas aprendan a controlarse, no porque una ley lo manda, sino por protección a sí mismas y a los demás.

Pese a que la legislación ya la considera un delito, la temeridad no debe consolidarse como una infame cultura, con sus niveles de agresividad, impaciencia, intolerancia, ansiedad e imprudencia.

Se define como temeraria toda aquella persona que imprudentemente conduce y se expone de manera irresponsablemente a riesgos, así como a otros. Además de tener en cuenta las consecuencias legales, que incluyen cárcel y pago de daños, la persona puede trabajar en hacer buenas prácticas, desde las más básicas como el tener humanidad y ponerse en los zapatos de los demás hasta ir aprendiendo hábitos de un buen conductor, conscientes de su entorno, ya que la conducta humana es modificable y no se debe perder la conciencia individual y social.

Pero también hay que hacer referencia de aquellas otras personas que por diversos factores, sean estos falta de sueño, efectos de medicamentos, no se pueden mantener alertas al volante o las que adolecen enfermedades que podrían generar la pérdida de control, así como las que hacen uso esclavizante de celulares mientras manejan, entre otros distractores. Estos son en la práctica también conductores temerarios.

Aquellas personas que toman como un placer el riesgo, valoren las consecuencias de sus actos, canalizando de una mejor manera su adrenalina y tomando conciencia de los resultados. Para los jóvenes que son atrevidos y es gratificante en ocasiones la toma de riesgos, aférrense a la vida y no perjudiquen a otros. A las personas que saben que pueden ocasionar accidentes, por su propia integridad sean prudentes y busquen alternativas que les permitan evitar resultar mayormente perjudicados.

Resulta sorprendente y preocupante observar cómo la denominada “conducción temeraria” ha causado tantos accidentes y ocasionado la muerte de personas en todas las edades, convirtiéndose ya en un problema social.

A diario se conoce de accidentes de tránsito que han dejado pérdidas humanas y daños irreparables.

Estimado lector, no sea usted parte de esas estadísticas ni engrose la lista de muertos ocasionados por la temeridad. Ya bastante tiene el país con la ola de muertes causadas por la violencia.

Experimente, poniendo en práctica los buenos hábitos al manejar y piense en hacer la diferencia, no espere que el otro haga lo que puede comenzar a hacer usted. Tómese el tiempo para pensar en su vida, en la de su familia.

Licenciada en Psicología y Máster
en Diseños y aplicaciones en Psicología
y Salud. Colaboradora de El Diario de Hoy.