La promesa de un italiano cambió la vida a un grupo de salvadoreños

Salvatore Scorsonelli llegó al país en octubre de 1999, tras la muerte de su esposa. ??l le prometió a ella ayudar a niños. Ese compromiso trasformó la vida en el cantón El Escobal.

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Por Enrique Carranza

2018-02-01 10:54:15

LA PAZ. “Mi esposa me hizo prometer que ayudaría a niños”, dice Salvatore Scorsonelli, de 83 años; al instante sus ojos enrojecen y se escapan las lágrimas.

Esa promesa llevó a Salvatore o “Salva”, como le dicen los salvadoreños que le aprecian, a realizar una serie de obras en beneficio de los habitantes, sobre todo los niños, del cantón El Escobal, jurisdicción de San Luis La Herradura, La Paz.

 

 

Salva no es millonario, sino altruista y de sus ahorros ha pagado la construcción de un paso peatonal sobre una quebrada, un edificio de cuatro aulas en el complejo educativo local, el pago de dos maestros y otra persona que hace la limpieza en ese centro escolar, así como obras para la iglesia del cantón.

La promesa

Angela Scorsonelli, esposa de Salvatore, falleció en mayo de 1999, tras sufrir complicaciones por cáncer de mama.

“Ella me lo pidió, ayudar a los niños era en verdad importante para ella. Ellos son el futuro”, repite varias veces Salvatore, hasta que no puede más, su voz se ha entrecortado y las lágrimas han vuelto a brotar.

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Salvatore vive en Estados Unidos desde los 21 años de edad. La muerte de su amada esposa lo sumió en la tristeza por meses. La conoció a los 17 años y la amo desde entonces.

El desconsuelo del italiano motivó a un salvadoreños, radicado en Estados Unidos, a invitarlo a viajar a su pueblo natal, La Herradura, en el departamento de La Paz.

Sin tanto rodeo, Salvatore, quien ha sido carpintero y experto de la construcción, armó maletas y se vino a conocer La Herradura.

“Tenía que conocer el país que lleva mi nombre, y así fue. La primera vez que vine fue en octubre de 1999”, recuerda Salvatore.

Su primera visita

A su arribo al país, conoció San Luis La Herradura y luego el cantón El Escobal. Sus primeros acercamientos con los pobladores de ambos lugares fue inusual.

El carpintero italiano llegó a la iglesia de San Luis La Herradura y pidió a uno de los colaboradores del sacerdote local que se oficiara una misa en memoria de su esposa, quien tenía meses de fallecida.

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El religioso, al conocer el pedido y quien lo solicitaba, pidió que lo esperara al finalizar la misa.

“La casualidad fue que él (el sacerdote) vivió creo que tres años en el pueblo del que soy originario en Sicilia, Italia. Hablamos mucho ese día, teníamos mucho en común”, comenta Salva.

La intervención
Ese mismo día, el religioso debía celebrar otra misa, esa sería en el cantón El Escobal.

Al llegar al lugar, el extranjero descubrió que se trataba de una pequeña casa y que gran parte de la feligresía debía quedarse afuera, en la calle, pues no cabían.

“Cuando vi donde era ofrecida la misa prometí al sacerdote que al volver a El Salvador construiría una iglesia, y así fue. La construimos”, dice, sin ocultar su satisfacción.

Cerca, casi enfrente de esa iglesia está la escuela del cantón, la cual tenía muchas necesidades y solo ofrecía a la comunidad cursar hasta 9° grado.

Quienes querían estudiar el bachillerato debían viajar hacia los cantones aledaños, y esa no era buena opción por el accionar de pandillas.

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“Así se comenzó a construir. Son cuatro aulas, adecuadas para impartir clases. Los jóvenes así no corren peligro, reciben clases cerca de sus casas”, explica el italiano sus buenos intensiones para la comunidad.

Él, además, colabora con el pago de una profesora de inglés en bachillerato y otra en el nivel básico, además de una persona que hace limpieza.

A Salvatore le cuesta caminar, se cansa y se queja del dolor en una de sus piernas; comenta que el triple bypass que posee en su corazón le afecta. También deja en evidencia su carácter, el cual por momentos es fuerte.

“Él es muy dedicado a su labor, colabora con nosotros desde hace muchos años, es muy altruista”, agradece Inmar Castillo, director del complejo educativo.

El carpintero italiano es muy apreciado por los estudiantes, algunos, los más grandes, no dudan en solicitar su apoyo para desarrollar algunas actividades; los más chicos lo cobijan de abrazos.

El baño adecuado para los niños de parvularia, también, es obra del altruismo de Salva.

La comunidad del cantón decidió ponerle al complejo educativo Angela Scorsonelli, una forma de agradecer tanta bondad de parte del matrimonio extranjero.
“No me cansaré de ayudar a los niños, ellos son el futuro”, dice Salvatore.

Y realmente esas palabras las ha cumplido. En El Escobal necesitaban un paso peatonal, pues una quebrada divide el cantón, y la alcaldía solo había previsto la construcción del paso vehicular, las personas debían esperar que los autos pasaran para poder recorrer la estructura. Salvatore construyó el paso peatonal.

Dificultades
Salvatore ha solicitado ayuda al Ministerio de Educación, para el complejo educativo Angela Scorsonelli, la cual llega a cuenta gotas.

Los pupitres para los estudiantes de bachillerato llegaron varios meses después de solicitados y en un tamaño que no era el adecuado para los jóvenes de ese nivel educativo.

Otro es el caso de la petición de un centro de computo.

“Es necesario que el Gobierno se haga responsable, que vele por los niños. He pedido audiencia con el ministro de Educación, Carlos Canjura, él es buena persona, pero quienes lo rodean no colaboran”, reclama Salvatore.

Inmar Castillo, director del la escuela, dice que muchas veces los trámites (peticiones) ante el Ministerio de Educación son tardados, que en ocasiones deben esperar de un año para otro.

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“En el caso del centro de computo, el ministerio ya nos incluyó en el programa de lempitas (computadoras portátiles) esas serán entregadas este año”, confía Castillo.

Salvatore, el italiano de altura pequeña, piel clara -con un singular tono rosa – y su hablar es la mezcla de italiano, inglés y español, que saluda con un fuerte apretón de mano y un abrazo que hace parecer que es un amigo de toda la vida, ahora, sueña en construir talleres vocacionales y espera el apoyo del Mined, todo para el beneficio de la gente del cantón El Escobal, ellos tienen un lugar importante en su altruista corazón.