Quién era Graciela, la mujer quemada con gasolina por su hermano

El hecho ocurrido en diciembre anterior en un caserío del oriente del país, fue un crimen y una tragedia para casi todos los lugareños

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Rosa, la mujer rociada con gasolina por su hermano / Foto Por EDH

Por Jorge Beltrán Luna

2018-01-29 10:00:17

Era media mañana del jueves 7 de diciembre; las 9:30 aproximadamente. Lugar: el caserío Los López del cantón El Triunfo, municipio de San Francisco Gotera en el departamento de Morazán. Todo apuntaba a que sería un día de monótona tranquilidad, como todos en ese sector rural.

Graciela estaba acostada en una hamaca, en la pequeña sala de estar de su vivienda con ladrillo sin repello ni pintura; en la casa también estaba su hijo de dos años, Jesús Alexander, su hermano y su padre, ambos de nombre Luis. Todo parecía normal???

Testimonio

“Como en cualquier familia, ellos a veces se discutían pero era por cosas sencillas como que alguno de ellos no había hecho lo que el otro le pedía; cosas así”

Luis, padre de Graciela

Pero de súbito, la mujer salió de su casa envuelta en lenguas de fuego, pidiendo ayuda y dando alaridos; Graciela corrió en dirección a una pequeña pila de agua, mientras los gritos hicieron que una vecina la auxiliara rápidamente y tratara de apagar el fuego que achicharraba la piel y cabello de la joven campesina.

En segundos, Luis Alberto – el padre de Graciela – se sumó al esfuerzo de auxiliar a su hija. Nueve días después de aquella desgracia, aún eran visibles las pequeñas quemadas en los brazos de aquel hombre campesino.

Pero no pudieron hacer mucho.

Para cuando lograron apagar el fuego, Graciela estaba casi totalmente quemada de la cintura para arriba; con el cuerpo hinchado y apenas daba signos de estar viva.

Para entonces, la policía ya había sido notificada del incidente y en minutos llegaron unos policías en un pick up que sirvió de ambulancia para trasladar a Graciela hacia el hospital público de San Francisco Gotera.

En ese nosocomio no la pudieron atender. Las quemaduras eran tan graves que una enfermera les dijo que en esas condiciones era difícil que sobreviviera. Ante el desalentador comentario, de inmediato la trasladaron al hospital San Juan de Dios de San Miguel, donde quedó internada en la sala de cuidados intensivos con respirador artificial.

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Luis, el padre, Justina, la madrina de Graciela, y varios vecinos no salían de su conmoción. Todos se preguntaban por qué Luis, el hermano de Graciela, había cometido aquella barbaridad, enchándole combustible y dándole fuego a su hermana, pero nadie se atrevía a preguntárselo a él, que ahí estaba.

Sí. Ahí estaba porque a Luis, el hechor, no le dio por escapar. Parientes y vecinos aseguran que mientras el padre y los vecinos auxiliaban a Graciela, lo vieron en la calle, con la mirada extraviada y con una piedra en cada mano. No decía nada; no le preguntaban nada. Parecía fuera de sí.

Minutos después del incidente, la policía lo capturó y a pesar de que no puso ninguna resistencia, eso no valió para que lo sometieran a la fuerza, de acuerdo a vecinos, testigos del arresto.

Sin embargo, inexplicablemente, a las pocas horas lo dejaron en libertad. “Dicen que como no hubo nadie que lo fuera a denunciar, por eso lo dejaron libre”, explicó una vecina del caserío Los López. Justina, la madrina de Graciela, también valida esa versión.

Mientras Graciela se debatía entre la vida y la muerte, su padre se mantuvo pendiente todo el tiempo cerca de ella; desde el jueves 7 hasta el martes 12 de diciembre, cuando la joven falleció en horas de la noche. Luis sólo iba a su casa por momentos. No quería descuidar a su hija en tales condiciones, aunque personal del hospital le advirtió que la recuperación de la joven era imposible por la gravedad de las lesiones.

Un día, antes de que Graciela muriera, Luis vio a su hijo , quien se le acercó y le preguntó a quién y por qué había donado un riñón. Se lo preguntó porque le vio al padre una vieja y delgada cicatriz en el pecho, casi a la altura de la clavícula, cuenta ahora el hombre, apesadumbrado por su hija muerta y por el hijo encarcelado.

Extrañado, Luis se quedó en silencio; dice que allí supo que su hijo no andaba bien de la mente. Y no es que lo quiera defender o promover una atenuante para el homicida. El hombre dice que si su hijo tiene que pagar con cárcel lo que hizo, que lo pague. Lo repite a cada momento de la entrevista, aunque al decirlo se le quiebra la voz por la doble tragedia.

Los hermanos que se llevaban bien

La noticia de que Luis había rociado gasolina y prendido fuego a Graciela se supo rápido en el caserío Los López; la mayoría de personas entrevistadas por El Diario de Hoy dijo estar asombrada porque ambos eran buenos muchachos. Luis los había sabido criar a pesar de que por problemas entre pareja, su mujer lo abandonó para formar otro hogar y marcharse a San Luis de la Reina, donde Graciela fue enterrada por voluntad de su madre.

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El imputado había sido beneficiado con la libertad sin ninguna restricción. A raíz de que su hermana murió, el Juzgado Primero de Instrucción de San Francisco Gotera ordenó su captura.

Algunos recordaron que precisamente el día anterior al crimen y tragedia los habían visto caminar juntos; habían ido a San Francisco Gotera, que dista unos tres kilómetros del caserío. Vieron que Luis cargaba en brazos a su sobrino. Otras personas los vieron que platicaban normalmente, mientras trataban de llegar a su casa.

Luis, el padre, recuerda que sus dos hijos tenían discusiones sin mayor importancia, como suele suceder entre hermanos pero nunca hubo ningún tipo de amenazas entre ambos o que llegaran a los golpes.

“Como en cualquier familia, ellos a veces se discutían pero era por cosas sencillas como que alguno de ellos no había hecho lo que el otro le pedía; cosas así”, indica.

Por ello, la sorpresa de Luis fue indescriptible cuando escuchó los gritos de su hija y luego la vio prendida en llamas, pero no había forma de prever que aquella tragedia ocurriría. No había antecedentes de violencia entre ambos jóvenes ni de problemas mentales de hermano.

Pero Luis se echa parte de la culpa. “Me siento culpable también porque no sé cómo pudo pasar eso estando tan cerquita yo”, dice el hombre con los ojos anegados al recordar aquella mañana.

Luis recuerda que fue hasta hace poco que sus hijos dejaron de acompañarlo a la iglesia; afirma que siempre les inculcó estar cerca de Dios asistiendo a la iglesia católica. “Fue ya hoy que crecieron que ya cada quien decidía si iba o no a la iglesia; mientras ellos eran menores yo siempre los llevaba”.

Varios vecinos confirman lo dicho por Luis, quien trabaja como vigilante en una gasolinera y en sus días libres cultiva la tierra.

¿Quién es Luis, el imputado?

La Fiscalía suele replicar, sin corroborar, datos que le provee la policía. Especialmente cuando se trata de etiquetar a personas que mueren de forma violenta. Uno de esos casos ocurrió cuando en el cantón El Zaite, de Zaragoza, a finales de marzo de 2017, unos policías asesinaron a un joven sordo y mudo que llevaba en sus manos un taladro con el que había estado trabajando todo el día.

Tras el “enfrentamiento”, en cuentas de redes sociales manejadas por elementos policiales se “informaba” que un pandillero había sido abatido tras enfrentarse a balazos con elementos policiales quienes habían encontrado una pistola marca Glock, con la cual el “pandillero” los había atacado.

Las investigaciones posteriores indican que la víctima no era miembro de pandillas. Dos policías están en prisión preventiva por ese crimen.

Familiares

Me siento culpable también porque no sé cómo pudo pasar eso estando tan cerquita yo

Luis, padre de Graciela

A Luis, la Fiscalía lo ha señalado como miembro de la Mara Salvatrucha (MS-13) una agrupación criminal que está muy afincada en varios sectores del municipio de San Francisco Gotera, a tal punto que según vecinos de esa ciudad, hay colonias donde se tiene que pagar cinco dólares para entrar.

Sin embargo, el caserío Los López es una excepción. No hay grafitis, no se ve presencia de jóvenes en las esquinas con teléfonos celulares en las manos. No hay pandilleros en ese lugar, por raro que parezca.

La tranquilidad es tal que al mediodía de un día después de que Graciela fuera sepultada, El Diario de Hoy presenció la llegada de un elemento del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) de San Francisco Gotera. Iba en una motocicleta; llegó solo, uniformado y con su arma de equipo, un revólver calibre 38 mm., se bajó de la motocicleta, se quitó el casco, lo enganchó en el timón y se retiró por unas veredas hacia su casa. Cerca había otras motocicletas y otros tantos cascos: nadie toca lo ajeno; los cascos y motocicletas allí quedan sin candado ni cadenas que impidan su robo.

Aunque la Fiscalía solo publicó dos tuits en los que decía que el imputado era miembro de la MS, sin dar mayores detalles sobre esa vinculación, en Los López no hay ningún vecino, ni joven ni adulto, que le haga la más mínima relación a ese grupo criminal.

El Diario de Hoy intentó conocer más sobre la investigación que de este caso realiza la Fiscalía, sin embargo, Salvador Martínez, director de comunicaciones, dijo que no podían hablar sobre la investigación porque el proceso judicial tiene reserva. Una de las preguntas a hacerle a la Fiscalía era en qué se basaba para afirmar que el imputado pertenecía a pandillas.

“… me dicen que el caso de la joven que fue quemada por su hermano tiene reserva porque nosotros pedimos que se le procesara por feminicidio y todos esos casos tienen reserva; pero el juez no vio que existiera algo que indicara que la había asesinado por su condición de mujer y lo dejó como homicidio, pero dejó la reserva en el caso, por lo que no podemos nosotros hablar sobre ese proceso???”, explicó Martínez.

Pero los vecinos donde ocurrió el crimen y la tragedia no tiene impedimentos legales para hablar de ello.

Afirman que a Luis lo vieron nacer y crecer en el caserío Los López. Aseguran que era trabajador, respetuoso, sin vicios. “Cuando sabía de alguien que iba a construir una casa o hacer alguna obra de albañilería, era de los primeros en ofrecerse para trabajar”, indicó un hombre que solía dar trabajo al ahora imputado de homicidio.

Sobre los vicios, Luis, el padre, también dice que nunca supo que su hijo bebiera alcohol. “Nunca le sentí olor a que hubiera tomado. Es más, él me regañaba cuando miraba que yo me tomaba alguna cerveza”.

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Había algo en Luis que la gente con quienes trabajaba lo tomaba más como disparate que como defecto: Soñaba con dejar de ser pobre??? Y hasta tener su propio avión que él mismo “manejaría”.

En las faenas de albañilería, cuando Luis hablaba casi siempre comentaba su incomodidad por ser pobre y decía que algún día tendría mucho dinero para comprarse todo lo que él deseaba.

“A veces decía que sería tan rico que viajaría en su propio avión y que él mismo lo pilotearía. Aquí nadie le prestaba atención a esos sueños de grandeza y uno más lo tomaba como una locura de cipote”, explicó una persona que en varias ocasiones compartió trabajo con el imputado pero que pidió no ser identificado.

Pero hay algo que varias personas observaron en Luis en las últimas semanas. Al parecer, el imputado se había vuelto asiduo lector de libros de magia negra. Eso dicen algunos vecinos. Quienes lo afirman creen que a eso lo llevaron sus sueños de ser rico y que esas lecturas habrían incidido en que el ahora imputado se trastornara y ya “loco”, le rociara gasolina a Graciela y le prendiera fuego.

Pero esas solo son especulaciones.

Luis, el padre, Juventina, la madrina de la víctima, y vecinos del caserío Los López aseguran no tener idea de por qué Luis cometió el crimen que ha dejado pasmados a propios y extraños, sin madre a un niño de dos años y sin hijos a un hombre de 63 años.

Luis, el imputado, está a la espera de que lo lleven a su segunda cita con la justicia, la audiencia preliminar, donde se decidirá si lo mandan a juicio. Por su parte, Luis, el padre, dijo a El Diario de Hoy que si su hijo es encontrado culpable por la justicia, que pague su delito, aunque cree que antes de juzgarlo, deberían hacerle las pruebas para determinar su estado mental.

Lo que no está claro es si Luis padece alguna discapacidad mental que lo llevara a atacar a su hermana.