¡Indignación!

Me horrorizo ante la absoluta falta de patriotismo de quienes llaman a boicotear las elecciones. Debería existir un medio para despojarles de su nacionalidad.

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Por María Alicia de López Andreu*

2018-01-26 8:21:21

Es indignante cómo la falta de civismo campea por nuestro suelo. Posiblemente me indigne más porque los de mi generación fuimos educados recibiendo, durante nuestra vida escolar, las materias de Moral, Urbanidad y Cívica. Y fue en esta última en la que aprendimos las principales normas de nuestra Constitución y los deberes que nuestra nacionalidad y ciudadanía nos imponen. Ha habido diferentes constituciones desde aquella lejana época, pero lo importante y principal siempre permanece.

Aprendimos que a la Patria no se le niegan sacrificios. Si es necesario, se entrega por ella la vida a fin de preservarla libre y soberana. Y, por supuesto, si estamos conscientes de que no podemos eludir un deber así de grande, mucho menos le negaremos otros servicios que no nos exigen esa entrega suprema.

Por eso me horrorizo ante la absoluta falta de patriotismo de quienes llaman a boicotear las elecciones. Debería existir un medio para despojarles de su nacionalidad. Son traidores solapados, que apelan a la ignorancia de unos y a la envidia de otros para, convenciéndolos, alimentar su egolatría; o ¿se trata de disimular un complejo de inferioridad, creyendo que denigrando al sistema y a quienes en él participan, ellos —pobrecitos— se verán menos insignificantes?

Y no dejemos fuera a quienes, por propia iniciativa y sin que nadie los empuje, se abstienen de votar “porque nadie me gusta”. ¡Recua de cobardes! ¡Incapaces de tomar una decisión! ¡Indignos del amparo que les otorga esa misma Constitución, que les impone el deber de defenderla!

Mi generación también ha sido testigo de la infinidad de familiares y amigos que entregaron su vida en defensa de la Patria. Por eso no concibo cómo puede negársele a ésta un favor tan pequeño como ir a votar, a votar correctamente, responsablemente, de manera informada. Y si tantos ni siquiera están dispuestos a eso, ¿cómo creemos que habrá gente suficiente para integrar las Juntas Receptoras de Votos? Y digo “gente”, no “ciudadanos”, porque, de verdad, creo que de éstos ya quedan muy pocos.

Ah, pero eso sí: aspiramos a que otros países nos ayuden, nos reciban, nos alojen, nos eduquen, nos den trabajo, nos alimenten y que también nos den algunos gustitos, faltaba más.

Por favor, seamos sinceros: después de ver nuestra situación nacional tan decrépita puede que les causemos lástima; pero si encima se dan cuenta de que eso nos importa cero, al grado que ni siquiera creemos necesario cumplir con un deber tan mínimo como es participar en las elecciones, ¿creen que nos tendrán un ápice de simpatías?

Y cuando vamos a Estados Unidos a mendigar clemencia para nuestros indocumentados, ¿no se nos cae la cara de vergüenza? Porque aquí mismo, en nuestro suelo, tenemos casi 200,000 indocumentados, sin DUI, por la razón que sea. ¿Cuántos más habrá que nunca lo han obtenido? ¿Cuántos que no tienen partida de nacimiento? No gasten en propaganda vacía y mentirosa; inviertan en campañas que den legalidad —y dignidad— a tanto salvadoreño invisible. Y, simultáneamente, hagamos campaña para recuperar el civismo, que tantísima falta nos hace. El Salvador podría perecer como consecuencia de nuestra apatía y carencia de amor patrio.

Discúlpenme, lectores, si en plena campaña de “Somos paz” me expreso con tanta indignación. Pero es que alguien debe llamar a las cosas por su nombre??? aunque resulte antipática y políticamente incorrecta.

*Columnistade El Diario de Hoy.