El empresario de la industria textil, Javier Simán, incorporado a la contienda por la nominación para la candidatura presidencial del partido ARENA concluyó su primera visita oficial a Washington DC como aspirante a la primera magistratura del país por el principal partido de oposición de El Salvador.
Abrió un espacio fuera de la comitiva -encabezada por el presidente del partido Mauricio Interiano y los otros precandidatos- para conversar con El Diario de Hoy en una de las salas del Club de la Prensa Nacional en la capital estadounidense; ahí un empleado estadounidense al enterarse que se trataba de un presidenciable para el país de su esposa, llamó a su cónyuge y pidió a Simán aceptar un saludo de ella por teléfono, y por supuesto tomarse una foto.
Frase
Afortunadamente el sector privado, los tanques de pensamiento, las gremiales empresariales y de la sociedad civil nunca rompimos nuestras relaciones con nuestros interlocutores; en estos ocho años hemos mantenido nuestros contactos y hemos desarrollado nuevos
Luego, Javier Simán inició la conversación con este medio recapitulando los años de gestiones que ha hecho en Washington como miembro de la sociedad civil, y que algunos de esos contactos son los interlocutores de esta visita.
¿Al cumplirse las gestiones en Washington que balance puede hacer de ésta, enlazada con la problemática de cancelación del TPS?
Muy positiva la visita. Primero porque creo que en nuestro país ha hecho falta una política exterior más definida para nuestros compatriotas aquí en Estados Unidos. En los últimos años hemos visto cómo se ha deteriorado la relación del gobierno de El Salvador con el gobierno de Estados Unidos, en el sentido que antes siempre hubo una relación más estrecha y permanente en Washington con los congresistas y gobierno y ahora pareciera que eso se ha debilitado.
¿Aunque de hecho la relación parece muy normal, hay visitas permanentes de delegaciones de alto nivel del ejecutivo salvadoreño a Washington, dónde ve usted los escollos?
Los veo en la incoherencia, porque el canciller Hugo Martínez hace un buen esfuerzo de venir a visitar y tratar de mantener una buena relación, pero su partido destruye el esfuerzo que él hace, con las mismas declaraciones de gente de la cúpula y otro tipo de actuaciones; el punto central es que nosotros tenemos que recuperar esa relación y fortalecerla al nivel de aliados que hemos tenido antes.
¿A dónde ve usted la apuesta?
En mantener una relación permanente, fluida y estrecha con el gobierno y el Congreso. Los senadores y congresistas están cambiando constantemente, entonces, hay que estar de manera permanente actualizando y explicando qué es lo que pasa en El Salvador, cuáles son los problemas que tenemos y sobre todo el impacto que puede tener en países como el nuestro una decisión como la cancelación del TPS (Estatus de Protección Temporal) para más de 190 mil compatriotas.
¿En este contexto tampoco se puede descartar que el interlocutor, la administración de Donald Trump, haga fácil el trabajo de mantener relaciones estrechas y de confianza?
Por eso es importante mantener un cabildeo permanente, porque aquí cambian los gobiernos, cambian los congresistas, por lo que es de imperativa necesidad tener un equipo de alto nivel en la Embajada de El Salvador en Washington, que pueda mantener informados a congresistas y senadores sobre nuestro país y las relaciones bilaterales. Y eso sin duda se ha descuidado con una embajada salvadoreña ausente en el ambiente político de Washington.
¿Siendo el principal socio estratégico de El Salvador?
¡Claro! Imagínese si en la cancillería no se tiene claridad que este es nuestro principal socio estratégico y comercial; más otros países que son socios y donantes de nuestro país. Posiblemente debamos revisar la forma en que se están haciendo los nombramientos de embajadores, porque las quejas son de varios países no solo de Estados Unidos, el puesto de embajador no tiene que ser un premio a un militante del partido.
¿Luego de 8 años de ARENA fuera del ejecutivo usted no cree que se haya oxidado un poco la maquinaria para hacer fluir las relaciones?
Afortunadamente el sector privado, los tanques de pensamiento, las gremiales empresariales y de la sociedad civil nunca rompimos nuestras relaciones con nuestros interlocutores; en estos ocho años hemos mantenido nuestros contactos y hemos desarrollado nuevos??? por eso estamos aquí para hacerle ver a Estados Unidos que estamos trabajando por un cambio en el país para 2019. El compromiso de transformar las cosas en El Salvador por el bien de todos los salvadoreños.
¿En resumen, las gestiones de esta semana están enfocadas en hacer ver la eventual alternancia del ejecutivo para 2019?
Digamos que estamos en dos vías, el de hacer un cambio para el país a partir de 2019, con una nueva época y explicando también el impacto que puede tener la decisión de terminación del TPS para los salvadoreños. Que estemos aquí tres candidatos, que cualquiera de nosotros puede ser presidente en el 2019 es un importante signo. Eso hace que esto se vea como un tema de nación, porque cualquiera que llegue a la presidencia va tener que enfrentar grandes retos.
¿Qué tan atado está El Salvador a Venezuela porque esa relación de estado ha definido mucho las acciones del gobierno en el marco continental?
Ninguna, es puramente ideológica, los salvadoreños en general y no digamos el sector privado tradicionalmente hemos tenido muy pocos nexos con Venezuela, no ha sido un socio comercial significativo en nuestra historia, quienes han tenido una relación fuerte ha sido el FMLN y su brazo económico, con ALBA, ellos si mantienen una relación fuerte, para mi eso es puramente ideológico.
En otro tema, ¿En el BID hablaron de la deuda del país, qué márgenes de financiación le quedan al país con organismos multilaterales?
Estuvimos en esa reunión el BID, (Banco Interamericano de Desarrollo) donde tuvimos claridad que dos meses después de asumir la presidencia en 2019 se tendrá que enfrentar un vencimiento de deuda externa de 1 mil millones de dólares y hay que empezar a platicar desde ya. Son temas de nación que requerirá acuerdos de nación con el resto de partidos políticos.
¿Qué retos plantearía una eventual presidencia suya viendo el panorama actual de El Salvador?
Yo creo que hay cosas que no deberíamos esperar llegar a 2019, hay otras cosas que dependerán de quién gane la presidencia, todavía es temprano para hablarle de planes de gobierno, pero sí de los insumos que estoy recibiendo en las giras por el territorio a nivel nacional, y no me queda la menor duda que nuestra población ya quiere un cambio radical, que les permita tener oportunidades reales, que se resuelva el tema de seguridad; obviamente eso costará reconstruirlo, así que no habrá tiempo de ir a aprender, desde el día uno tendremos que estar listos para levantar al país.
¿Cómo ve usted el problema del narcotráfico y del crimen organizado, qué aciertos y desaciertos se pueden enumerar en esta materia tan escabrosa para la misma estabilidad de la región centroamericana?
Hay aciertos en el apoyo que países amigos como Estados Unidos están dando a la Fiscalía para el combate del crimen organizado y de la corrupción; hay mucho que hacer todavía, hay corrupción dentro de las mismas instituciones, y ese es un reto enorme para quien asuma la presidencia. El desacierto que veo es que hace falta voluntad política para resolver el problema, hemos visto cómo un gobierno o un partido político se aprovecha de las maras para propósitos electorales en vez de buscar una solución al problema.
¿Qué opinión le merecen valoraciones como que la población salvadoreña realmente está desencantada con su propio país?
Eso no se puede generalizar, se tiende a pensar que por ejemplo a los jóvenes no les interesa El Salvador; sin embargo, en mis giras vienen muchos jóvenes interesados en la situación del país e interesados en sumarse a nuestro esfuerzo. Hay de todo, muchos se están incorporando a actividades de tipo partidario y otros desde la sociedad civil, lo gratificante es que se están enrollando las mangas para trabajar por el país y me da mucha esperanza de que vean que podemos hacer un cambio para el bien de El Salvador.