Revolución y muerte

El 2017: Año chino del gallo, de sexo, revolución y muerte. De mecha corta Trump, de divorcio inglés, de amenaza nuclear, de fraudes electorales (reales y anunciados como en El Salvador 2018-19), de tecnología galopante, de un mundo del futuro en el presente.

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Por Carlos Alfaro Rivas*

2018-01-22 8:40:52

En 2017 revoltoso, sin duda. No solo se celebró el centenario del ascenso bolchevique de Lenin al poder. También se cumplieron 150 años desde la publicación de “Das Kapital” de Karl Marx; 60 años de la Unión Europea (justo cuando Inglaterra declara su divorcio) y 50 años desde que el Che estiró los caites.

La revolución de ambiciones imperialistas de Putin y Xi Jinping siguió viento en popa, enraizándose en sus natales Rusia y China respectivamente. Semejante poder mantuvo salivando a un mentado rocket man coreano y a un camionero venezolano.

No salivando, pero sí con la boca abierta, nos mantuvo, todo el año, la revolución tecnológica tal como lo predijo Orwell en su novela 1984 (escrita en 1947). Cayeron los primeros paquetes desde el cielo gracias al drone comercial. Rodaron los primeros carros sin chofer; compramos en supermercados sin tener que hacer cola para pagar; asistentes digitales personales como Alexa se convierten en compañeras de muchas vidas; el promedio de edad se alarga gracias a avances en la medicina; empieza a agarrar cancha Bitcoin nuestra futura moneda virtual; cumple 10 años el iPhone, la tercera mano de mil doscientos millones de homo sapiens, y creciendo.

Aplausos al juguete revolucionario para todas las edades que, el año pasado, se salió del rebaño de la revolución tecnológica. Ni baterías tiene: Señoras y señores, elllll ¡Fidget Spinner! Más que a jugar, nos ayuda los nervios controlar, sin tener que fumar ni chupar, con solo hacer el balero rodar. ¿Sonido y sensación relajante verdad?

La revolución musical de 2017, les guste o no les guste, estuvo a cargo de Fonsi y Daddy Yankee, con el fenómeno Despacito, y el furor por el reggaetón que este hitazo despertó. Con el récord de bajadas en Spotify, y vistas en YouTube, el mundo entero cantó y bailó “Deespaaacito??? quiero respirar tu cuello despacito”. ¿Usted también verdad?

La revolución humana se manifestó en la incorporación de millenials, calificados y enfocados, a la fuerza laboral. Aplausos para Tania y Diego Alfaro Bornitz por conquistar su cartón profesional, que les está permitiendo dar pasos firmes en sus primeros trabajos. Enorme satisfacción y orgullo para los padres.

Enorme dolor para los que perdimos seres queridos. En mi familia julio fue especialmente duro, pues se llevó a la tía Celina (el día 6) y al tío Neto (el 24), seguro porque el tío Julio, luego de un año en el Cielo, les consiguió visa con Dios para compartir la vida eterna con su esposa y su hermano del alma.

En 2017 también se llevó a Hato Hasbún y a Cachetón Sol, hueso duro del FMLN y expresidente pipil (94-99), respectivamente.

El hueso duro de la revolución sexual también descansó en paz, a sus 93 años de placer: Sir Hugh Heffner. ¿Punto final a su imperio Playboy? Creo que sí.

El sexo sí que estuvo efervescente con tanto caso de directores de cine, políticos y personalidades que no pueden mantener su bragueta cerrada.

John Lennon una vez dijo que si el rock&roll tuviera otro nombre, este sería Chuck Berry, otra leyenda de 90 años que pasó, a mejor vida, dejándonos con recuerdos de tantos hits que impactaron los Billboard charts durante tanto tiempo.

La muerte sintieron los italianos, cuatro veces dueños de la Copa del Mundo, al no calificar a Rusia 2018. Tranquilos bambinos, El Salvador y USA tampoco van. Yo sí fui a la copa del mundo de triatlón Ironman 70.3 en Chattanooga, luego de calificar en Lima, chiz.

El 2017: Año chino del gallo, de sexo, revolución y muerte. De mecha corta Trump, de divorcio inglés, de amenaza nuclear, de fraudes electorales (reales y anunciados como en El Salvador 2018-19), de tecnología galopante, de un mundo del futuro en el presente.
¿Cómo descompresionar en este revuelto mar?

Dándole spin al fidget spinner y más volumen al reggaetón; contagiándonos con la fiebre del mundial; viviendo y amando intensamente; haciendo deporte. “Que no se vaya a quedar en resolución de año nuevo otran vex”, advierte la lora.

Colorín, colorado, este relato anual 2017, hoy sí, ha terminado. A ver qué nos trae este 2018; será otro año revoltoso, sin duda. “¡Ta ta ta tannnnnnn!”, se oye desde el patio.

* Columnista de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com