Una mirada al cultivo del café de hace 62 años

Algunos de los temas incluidos en este escrito, que, aunque escrito en 1955, todavía tienen vigencia en el 2017, como el de los precios internacionales y la importancia que tiene el café para la industrialización del país.

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elsalvador.com

Por Carlos Emilio ??lvarez

2018-01-16 8:29:04

Hace 62 años, en 1955, mi abuelo, Carlos Álvarez Ángel, escribió este artículo en la revista INTER-AMERICAN FOREIGN TRADE, publicación oficial del Chamber of Commerce of Latin America in U.S.A., Inc. (Vol.II, Feb-Mar, #11, New York, N.Y., U.S.A.).

Carlos Álvarez Ángel fue un importante cafetalero santaneco que murió en 1966; colombiano de origen, cimentó sus raíces en Santa Ana, donde fundó una familia santaneca cafetalera y que su centro de operaciones fue el beneficio “El Molino”, orgullo santaneco, salvadoreño y mundial.

Por algunos de los temas incluidos en este escrito, que, aunque escrito en 1955, todavía tienen vigencia en 2017, como el de los precios internacionales y la importancia que tiene el café para la industrialización del país; otro tema incluido es la importancia de hacer propaganda para aumentar el consumo del café salvadoreño, cosa que 62 años después aún estamos en pañales.

Aunque el café ya no es la primera fuente de riqueza en nuestro país y que en la actualidad hay un fuerte movimiento hacia la restauración de la caficultura, me pareció interesante ponerle atención.

El dato del precio del café en 1955 y lo que aparece en cursiva son observaciones mías.

EL CAFÉ, FUENTE PRIMORDIAL
DE RIQUEZA

Carlos Álvarez Ángel

Los precios del café están tan estrechamente ligados al bienestar económico y social de El Salvador, que la industrialización sería un sueño difícil de realizar si estos precios bajaran de los niveles actuales (precio de marzo 1955: $31.00 x quintal).

Cualquiera que sea el programa de industrialización en El Salvador, por ejemplo, forzosamente debe darse mucha consideración a la estabilidad de los precios del café. En un país, en donde la economía gira alrededor del café, pues éste representa más del 90 % de sus rentas, difícilmente puede florecer cualquier industria si su producto básico no alcanza precios remunerativos. ¿Cómo podría nuestro pueblo, de escasos recursos económicos, absorber la producción de su propia industria y elevar su estándar de vida si los precios del café bajaran de los niveles actuales?

Esto mismo se puede decir de los otros países productores de café de la América Latina, en donde el café constituye un alto porcentaje de la vida económica de esos países.

Indiscutiblemente, El Salvador, así como los otros países de Centro y Sur América, ofrecen grandes posibilidades al inversionista extranjero de invertir en industrias tan necesarias para el desarrollo de estos países.

Ahora que existe un fuerte movimiento de parte del Gobierno y hombres de negocios de los Estados Unidos de Norte América de mejor comprensión y de ayudar a la América Latina a resolver sus problemas económicos, sería deseable que hicieran todo esfuerzo por valorizar el café, así como los otros productos que importan de estos países, creando así un mejor ambiente de seguridad en los pueblos en donde la Empresa Privada Norteamericana busca inversiones.

Volviendo a la tesis de la industrialización, no cabe duda de que el porvenir depara grandes posibilidades para un engrandecimiento industrial de El Salvador. Sus recursos naturales, sus fuentes de riqueza, la voluntad creadora de sus hijos, característica del pueblo salvadoreño, constituyen los signos básicos que aseguran un porvenir económico de los más halagüeños para la nación cuscatleca. Pero es menester, repetimos, emprender primero una gran campaña tendiente a estabilizar los precios del café, porque sin esta estabilidad los proyectos de industrialización carecerían de su más firme soporte, que consiste precisamente en la prosperidad de la principal industria nacional.

Y en el caso de El Salvador, al cual me he referido principalmente, es similar o semejante al de muchos otros países del Hemisferio cuya economía finca sus raíces en la industria cafetalera. La naturaleza dotó a estos países de una fuente de recursos de la cual derivan su primordial sustento, y por lo mismo, resulta imperativo para esos pueblos defender la industria del grano para asegurar la expansión de otras industrias o actividades. Una política económica contraria no tendría otro resultado que entorpecer el ritmo económico natural en el desenvolvimiento y progreso de esos pueblos.

A nuestro juicio, lo esencial es estimular el mayor consumo de café en los países compradores. Será inútil prácticamente desarrollar otra labor si de manera fundamental no empezamos por fomentar un mayor consumo. Los países cafeteros responderán por el resto. Tenemos en nuestras manos la manera de brindar buen café, café de calidad, a quienes nos lo exijan, y nada seria más estimulante para nosotros que advertir que la demanda aumenta como consecuencia de una inteligente campaña de propaganda desarrollada en los grandes centros consumidores del precioso grano.

*Colaborador de El Diario de Hoy