Grandes almacenes de renombre, que impulsaron la economía nacional y dieron empleo a miles de personas hace muchos años, viven ahora solo en el recuerdo de los salvadoreños.
Ya sea por la violencia, la herencia familiar, las decisiones económicas, las secuelas del conflicto armado, el auge del sector informal o la competencia internacional, estas compañías salvadoreñas o establecidas en el país por mucho tiempo, tuvieron que cerrar y jamás volvieron a abrir una sucursal.
Almacenes Schwartz, por ejemplo, fue fundada por una familia de europeos de apellido Schwartz poco después de la primera Guerra Mundial. Por muchos años fue considerado un almacén de renombre, que vistió y calzó a muchos salvadoreños. Pero al llegar el 2000, no sobrevivió a la competencia comercial que se juntó con las dificultades para lograr financiamiento.
Sus últimas dos sucursales cerraron en 2003 y unas 160 personas que trabajaban para la empresa se quedaron sin empleo ese año.
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Lo mismo ocurrió con el recordado almacén Rolin y New York, que tuvo su apogeo en la capital salvadoreña a finales de los 80 y principios de los 90, pero que cerró por circunstancias comerciales.
Otros almacenes de reconocida trayectoria como La Moda Parisiense y Almacenes Bigit también cerraron sus sucursales por distintos motivos, dejando sin empleo a muchas personas que trabajaron por años en sus diferentes tiendas.
Y quién no recuerda el almacén La Nueva Milagrosa, que era una de las más buscadas cuando llegaba Navidad o comenzaba la época escolar.
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En su emblemático edificio en la 5a. Avenida Sur, en el centro de San Salvador, funciona hoy una distribuidora cercada por los innumerables puestos informales.
Kismet fue otro de los almacenes más grandes y con presencia de marca en la capital. Comprar en este almacén era todo un lujo para muchos salvadoreños, pues sus productos eran importados de Estados Unidos o Europa y reconocidos por su calidad.
Esta empresa estuvo en el mercado nacional por más de 55 años y cerró en 2005.
Mario Magaña, director de Asuntos Económicos y Comerciales de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvado asegura que factores como el terremoto de 1986, que afectó el centro capitalino, así como el contrabando, el aumento del comercio informal y la competencia desde China, presionaron a estas empresas a cerrar sus locales.
“Muchos dueños de estas empresas murieron y sus hijos ya no continuaron con el negocio. En otros casos, la competencia los ahogó porque vino mucho producto chino a bajo precio y la gente prefirió eso”, afirma Magaña, quien recuerda con entusiasmo, el florecimiento de muchas empresas salvadoreñas y luego, su declive.
Magaña también cuenta entre las razones de cierre el auge del contrabando y posteriormente, las exigencias gubernamentales que implicaban más impuestos y más controles.
Ventas o cambio de nombre
Otras empresas que ya no están en el país decidieron venderlas a otras compañías internacionales y por lo tanto, ahora funcionan bajo otro nombre. Es el caso de El Europa e Hiper Europa, las marcas de un supermercado y almacén que nació en 1998 y que rápidamente se posicionó en la preferencia de los salvadoreños.
En 2013 cerró sus sucursales que fueron adquiridas posteriormente por Walmart. También ocurrió lo mismo con La Tapachulteca, un supermercado cuyas salas de venta fueron adquiridas por Super Selectos.
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La ferretería y almacén de venta de muebles Goldtree también cerró en 11. Esta era una de las compañías más longevas en El Salvador, que tuvo que cerrar sus puertas debido a la fuerte competencia de otras empresas que se dedicaban al mismo rubro y reforzaron sus marcas no solo en la capital, sino también en el resto de departamentos.
Entre los otros almacenes emblemáticos en el país estaban Claudycar, que aún mantiene una sucursal pequeña en el centro de San Salvador y que sigue resistiéndose a cerrar a pesar de que el comercio informal invadió todo el sector comercio entre los 90 y los 2000.
No se actualizaron
Magaña asegura que a diferencia de muchas de las empresas que aún se mantienen en el país, otras compañías que cerraron sus sucursales posiblemente no previeron la llegada de la globalización, la competencia o no se prepararon financieramente para soportar los costos.
Según el profesional, la industria fue de las áreas en las que muchas empresas cerraron cuando ingresó producto más barato y de buena calidad que desplazó a los productos hechos en El Salvador.
Para Magaña, la clave era innovar en un ambiente económico que estaba cambiando.