Alejándose del ideal de salud

A estas personas no se les prohibió. No se les prohibió comer pupusas o beber refrescos. A esas personas se les educó. Pues solo la educación convence y empuja la voluntad a una acción u omisión determinada.

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Foto de referencia/Archivo / Foto Por Jorge Reyes

Por Mirella Schoenenberg de Wollants*

2018-01-02 9:04:57

Mucho acierto tuvieron los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud cuando a finales del siglo pasado acordaron que, para alcanzar su meta de salud para todos, la clave es la atención primaria, pues esta responde a las necesidades particulares de la población, y en general está cimentada en procesos de capacitación, prevención y autoayuda.

Se reconoce e insiste que las personas deben hacerse responsables de su propia salud y que esta concepción de vida es un aspecto importante del desarrollo individual y colectivo, ya que dicho desarrollo, gracias a que está cimentado en la difusión de conocimientos y técnicas de salud auto aplicativas, facilita la salud, alcanzada, por ende, por la persona humana misma.

Ejemplo de esto son los países de primer mundo, que gracias a que su población ha sido provista de ciertos conocimientos, están conscientes de que su salud es importante y se logra cuando no tiran basura en la calle, controlan el volumen de sonidos, se mantienen delgados, no manchan paredes ajenas, respetan reglas de tránsito y se ejercitan.

Es decir, a estas personas no se les prohibió. No se les prohibió comer pupusas o beber refrescos. A esas personas se les educó. Pues solo la educación convence y empuja la voluntad a una acción u omisión determinada.

Dice asimismo la OMS, que “la salud nunca debe darse o facilitarse a la población. Por el contrario, se debe ayudar a la gente a participar constante y activamente en el logro y la promoción de su propia salud” (“Un componente de salud mental en la atención primaria”, pág. 7).

Y es que la salud no es un producto. La salud es un estado: Estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad (OMS). Por lo que brindar a las personas este concepto y otros, es imprescindible para conseguir que los salvadoreños tomen decisiones fundamentadas y conscientes que los conduzcan a lograr mejoras en su estado de salud.

Dados estos planteamientos de la OMS, no son comprensibles las actividades coercitivas, ajenas a cualquier tipo de proceso educativo, que los funcionarios del Minsal ejecutan con el objetivo, según ellos, de que los salvadoreños logren la salud tan voceada.

Sin embargo, lo que menos se comprende es que se alejen cada vez más de ese ideal de la salud humana, debido a la falta de una estrategia certera que surja de información real, basada en la educación, como la que indica la OMS, que conduzca a disminuir las estadísticas de enfermedad.

Los funcionarios de Salud deben entender y aceptar que los verdaderos cambios en temas tan sensibles como salud y educación no se generan por decreto, no son instantáneos y sus efectos serán siempre al mediano y largo plazo; que esos cambios provienen de un proceso educativo, donde los beneficios los cosechará la población y no el gobierno que los implementa; pero serán cambios reales y duraderos y no simple propaganda. ¡Hasta la próxima!

*Colaboradora de El Diario de Hoy.