La gente de La Calzada sabe que a Cecilia Rivera la mató un tal Salvador Cuatro Muñoz, uno de los principales cabecillas que ahora está preso purgando condenas por homicidios y extorsiones. La mató porque mientras él estuvo preso por primera vez, ella habría tenido romance con varios jóvenes de la isla, incluyendo un soldado.
Se llamaba Cecilia Guadalupe Rivera Velásquez, alias la Gata. Tenía 26 años, tres hijas entre los 5 y 10 años. Incluso los mismos familiares admiten que ella era pandillera.
Aquel 19 de febrero de 2015 salió de su casa para ir a hacer algunas compras, no dijo si en la misma isla o si a San Luis La Herradura. Nunca regresó. Su madre la buscó por todos lados, pero luego de unos meses se rindió y enfocó sus fuerzas para criar a una de las tres hijas de Guadalupe.
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Transcurrido poco más de un año de que Guadalupe desapareciera, su madre escuchó que por entre unos manglares habían hallado unos cadáveres. Y allá fue. En cuanto vio uno de los cuerpos supo que era su hija. La reconoció por la ropa, pero más que todo porque su corazón se lo decía.
Sin embargo, las autoridades no le entregaron el cadáver de inmediato. Tuvo que esperar a que los resultados de un examen genético les diera la certeza a las autoridades de que se trataba de Guadalupe, a quien en La Calzada también conocían como la Gata.
Fotos: La isla que expulsó a los pandilleros
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Foto/ Lissette Lemus
Tuvo que esperar más de un año para que le devolvieran el cadáver; los huesos, mejor dicho. Ella dice que no sabe por qué pero siempre le ponían un pretexto.
Pero la espera terminó el pasado 16 de mayo. Ese día, al mediodía, una lancha partió del muelle de San Luis La Herradura hasta el desembarcadero del caserío Quislúa. Por fin la Gata regresaba, aunque muerta, al caserío donde nació y donde la recordaban como una muchacha guapa que cometió el error de meterse a la pandilla 18.
Al siguiente día, casi todos los vecinos (que no son muchos) de Quislúa acompañaron a la Gata hasta el cementerio de El Ranchón. Podría decirse que casi todos los que iban en la procesión fúnebre sabían que en los años aciagos que vivieron los isleños, ella contribuyó en mucho con esos sufrimientos, al estar de la mano con los pandilleros.
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Varios hombres que patrullan la isla para evitar que los pandilleros vuelvan, se sumaron al sepelio que pasó justamente donde está una cruz de cemento que indica el lugar donde mataron al Chacho, el joven al que pandilleros mataron por órdenes de Cuatro Muñoz. Pero lo mataron equivocadamente porque el Chacho tenía un hermano gemelo que era con quien se dice se metió la Gata.
El sepelio de la Gata no hizo más que evocar tristezas y malos recuerdos de aquellos tiempos en los que La Calzada sufrió a causa de la violencia desatada por la pandilla 18 revolucionarios.
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Foto/ Lissette Lemus