Los malos políticos salvadoreños están acostumbrados a actuar con mezquindad, descaro e impunidad. Esto es lo que tiene al país en crisis en diferentes frentes, incluyendo en la seguridad pública. Los ciudadanos, con razón de sobra, perciben que nadie los representa. No ven a nadie capaz de resolverles sus problemas. Predominan los sentimientos de abandono, impotencia e indignación.
La codicia y sed de poder de los dirigentes partidarios, diputados y otros burócratas se ha convertido en su principal motivación y, por lo tanto, en la brújula que impone la dirección para la que se mueve el país. La gente común y corriente, y los problemas que les aquejan en su día a día, dejaron de importar desde hace algún tiempo. Ahora estos solo sirven de inspiración para elaborar discursos vacíos, slogans pegajosos para épocas electorales, planes que nunca se ejecutarán y realidades ficticias para venderle a la ciudadanía, todo para mantenerse en el poder, atacar a los adversarios o conseguir una meta ulterior, alineada con intereses particulares.
Todos los partidos han demostrado lo poco que les importa la seguridad del país. Ninguno, por ejemplo, puede decir que sus funcionarios o candidatos no han negociado con pandilleros para ganar elecciones. Existen videos de trances oscuros entre políticos y cabecillas pandilleros que dejan en evidencia lo poco que les importa la ciudadanía en comparación con su codicia. Han circulado videos, por ejemplo, en los que aparecen pandilleros presuntamente negociando apoyo electoral con funcionarios oficialistas de la talla de Benito Lara, exministro de Justicia y Seguridad Pública, y Arístides Valencia, ministro de Gobernación. También se han publicado grabaciones de funcionarios de oposición, como Ernesto Muyshondt, actual diputado, y Salvador Ruano, alcalde de Ilopango, ambos de ARENA, supuestamente negociando con pandilleros antes de un evento electoral. Varios alcaldes están siendo investigados por la Fiscalía, algunos ya formalmente acusados ante los tribunales, por presuntamente mantener una relación con estructuras pandilleras para la comisión de ilícitos. El último edil detenido y acusado por este tipo de vínculos, es Miguel Ángel Jaime Rivas, alcalde de Usulután por el partido GANA.
Sin embargo, estos casos se quedan cortos al contrastarlos con otros mucho más complejos, cuyo alcance es transnacional. Los recientes señalamientos hechos por un influyente grupo de congresistas estadounidenses en contra de José Luis Merino, poderoso dirigente del oficialismo y recientemente blindado con el fuero que protege a todos los funcionarios de gobierno, es un claro ejemplo. Desde hace tiempos, Merino, y su seudónimo “Ramiro Vásquez”, han figurado en investigaciones relacionadas a las actividades ilícitas transnacionales de las FARC, entre las que se pueden mencionar el tráfico de drogas y armas. También ha sido mencionado como pieza clave en el entramado multinacional chavista aglutinado bajo la bandera de ALBA, vinculada al lavado de dinero por múltiples expertos. Si estos señalamientos son ciertos, quiere decir que el oficialismo ha tenido entre sus filas, todo este tiempo, a un poderoso dirigente involucrado con el narcotráfico, contrabando de armas y el lavado de dinero. Ramiro Vásquez, entonces, vendría a ser como una mezcla salvadoreña entre Frank Underwood, el malévolo político de la serie “House of Cards”, y el Chapo Guzmán, el millonario y escurridizo narcotraficante mexicano. ¿Qué probabilidades tiene la seguridad de avanzar así?
Mientras el país no cuente con una institucionalidad robusta que permita investigar y condenar judicialmente las prácticas a las que están acostumbrados, los malos políticos seguirán haciendo de las suyas y, en consecuencia, los problemas que afectan a la ciudadanía seguirán importándoles poco. Los movimientos ciudadanos que han surgido en el país para luchar por la transparencia y la rendición de cuentas son muy importantes para lograr que los ciudadanos sean prioridad de nuevo, pero necesitan ser acompañados por esfuerzos grandes desde instituciones clave del Estado. Esta combinación ayudará a sacarnos de este hoyo que parece no tener salida.
*Criminólogo
@_carlos_ponce