Acompañar a su amigo le costó la vida a René Alberto Flores Anzora, de 47 años en Tonacatepeque, la mañana de este domingo.
El asesinato se registró cerca de las 7:30 de la mañana en momentos que se movilizaban por la calle polvosa del caserío La Cruz, del cantón El Tránsito I.
De acuerdo con la Policía, la víctima acompañaba al propietario del vehículo a realizar un viaje cuando tres sujetos armados los interceptaron y abrieron fuego contra ellos.
Flores Anzora tenía tres balazos en la cabeza y su cadáver quedó a la orilla de la calle principal, en posición de boca abajo, informó el oficial de turno.
“A él (René Flores) lo llegó a buscar su amigo, porque no quería hacer el viaje solo, así que aceptó acompañarlo y realizar el trabajo junto”, aseguró un familiar.
Testigos dijeron que la persona que resultó lesionada fue amenazada de muerte y este domingo los pandilleros cumplieron su promesa.
“Ese amigo ya había recibido amenazas de los pandilleros hace tres meses, (le habían advertido) que no entrara al lugar, pero por hacerle el favor a una persona, involucró a mi hijo, quien no tenía nada que hacer en este lugar tan peligroso”, indicó el familiar.
Los parientes dijeron que Flores Anzora se dedicaba a realizar trabajos de albañilería y que desde hacía tres años residía en el cantón Malacoff de Tonacatepeque.
Estaba casado y recién había residido en los Estados Unidos, indicó el familiar.
Irónicamente a la persona a la que le hacían el viaje logró bajarse rápido del vehículo, tomó un camino diferente y abordó un bus que circulaba a esa hora, con lo que también él se salvó de morir.
“Llegó todo asustado al cantón y contó lo que había pasado. Empecé a marcarle a su celular (a la víctima) pero no me contestaba, sabía que le había pasado algo, porque (siempre) me contesta rápido”, indico el familiar.
La Policía afirmó que la zona es asediada por pandilleros de la MS, por lo que no descartan que estén involucrados en este ataque.
El procedimiento de levantamiento causó molestias a los vecinos pues por la cinta amarilla no podían pasar a sus hogares.
Este nuevo hecho de violencia se registra por el control territorial que las pandillas pretenden ostentar y han llegado al extremo de decidir quienes pasa por sus caseríos a costa de su propia vida.