Los esposos Zulia y Diego Chavarría fueron unidos al mismo tiempo por el amor y el fútbol. Hoy día disfrutan ser un dúo imparable para la vida misma. En el fútbol hay sorpresas gratas, marcas que se rompen una y otra vez, anécdotas y un sinfín de cosas que son difíciles de predecir. Pero ver a unos esposos ganadores no es algo de todos los días; y bicampeones, mucho menos.
EDH Deportes platicó con los esposos Zulia y Diego Chavarría, que la rompen dentro y fuera de la cancha. Unos fenómenos. Antes fueron unidos por la pelota, ahora se unen también para ver crecer al fruto de su amor, sus esfuerzos y sus ilusiones, su hija Alessandra. Esta es la historia de un matrimonio sin igual:
“Siempre recordaré ese día que lo conocí (a su esposo); fue en la FESFUT, él estaba entrenando con la Selección Mayor y yo con la Sub-20. Nos saludábamos antes de entrenar y, bueno, así fueron pasando las cosas. Una vez fuimos por un café, luego empezamos a salir y el resto es historia. Vengo de una familia futbolera, me vine para EE. UU, mi papá fue el entrenador toda la vida. Acá en Maryland jugué mucho y así pude crecer”, manifestó Zulia, ganadora del bicampeonato en la liga femenina con el Legends.
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Ella reconoce que su papá le motivó mucho a jugar y, luego, su hermano menor. La academia de su papá fue fundamental para interesarse en el deporte rey, más que otra disciplina. Recuerda también cuando jugó con Diego por primera vez, en familia; compartieron cancha en el mismo equipo como novios. Jugaba un poco más adelantada en la cancha que él. Dice que gracias a Dios le fue bien con Legends en los pasados dos torneos, todos en su familia fueron campeones. Y espera de corazón que se pueda repetir para el siguiente torneo.
Diego, bicampeón con Santa Tecla, reconoce que tener una esposa hermosa, fubtolera y tremenda madre es algo que no muchos pueden presumir, o traducido a las formas de agradecer desde su discurso: una bendición. “Es duro, me imagino, cuando a tu esposa no le gusta el fútbol, no es mi caso pero debe ser bien difícil para quienes les toca así. Me dicen que tener a alguien para hablar de fútbol debe ser lo máximo y no se equivocan. Me recuerdan que debo sentirme orgulloso porque a mi esposa le gustan los partidos y los analiza conmigo. También ella sabe que, cuando pierdo un juego, no quiero saber nada de nada, sabe darme mi espacio, comprenderme; luego, cuando me pasa, ella es la primera en hacer crítica constructiva sobre mi rendimiento. El hecho de ser padres nos motivó a mi esposa y a mí a seguir trabajando más duro; tener una hija preciosa por quien luchar es una gran motivación”, manifestó Diego.
Su hija visita la cancha desde que tiene tres meses; ella nació en Estados Unidos y es nieta de Marlon Menjívar, exfutbolista de Firpo y Selección. Menjívar, su suegro, tiene una academia de fútbol en Washington.
Diego dice que salir bicacampeones junto a su esposa fue algo muy lindo. Recuerda que molestaba a su cuñado, Marlon Menjívar -él juega en la reserva del Santa Tecla- y le decía que solo él hacía falta por ganar el título el pasado torneo, y al final lo logró y quedó campeón. Luego, tras el logro de su cuñado, le dijo a su esposa: “Bueno, solo tú haces falta”. Y ella se comprometió y también fue campeona. La familia está contenta por nuestros bicampeonatos y el campeonato de mi cuñado con la reserva.
“Es un orgullo para mí tener a un esposo como él, sé lo mucho que trabaja para el Santa Tecla y para sus compañeros. Cuando veo al futuro (es) seguro (que), si a mi niña le gusta otro deporte, la apoyaremos, el que le interese; sin darle órdenes de que tiene que ser fútbol. Uno de mis sueños siempre fue jugar afuera del país, primero Dios se me dé ese deseo, a México u a otro país, y por qué no, repetir el bicampeonato. Como esposa y madre quiero seguir jugando hasta que se pueda, quiero apoyar a mi hija y a mi esposo, en todo lo que necesiten. Diego es el amor de mi vida, así resumo lo que significa para mí”, finalizó. Unidos en matrimonio y en títulos…