Hoy están siendo velados los restos de los de las cuatro víctimas que perdieron la vida, ayer, en un accidente de tránsito registrado en el kilómetro 123 de la carretera Longitudinal del Norte, tramo de Sensuntepeque hacia Chalatenango.
Los restos de dos de las vítimas mortales, muy reconocidos y respetados por los pobladores de Chalatenango, estaban siendo velados esta tarde en una funeraria del barrio San Antonio ubicado a la entrada del municipio.
Ahí, un grupo de personas entre amigos y parientes de las víctimas, se habían reunido para compartir algunos de los momentos que con partieron.
Doña Chuz Gálan, la comerciante y exconsejal.
“En septiembre iba a cumplir los 80 años mi abuela”, comentó el nieto de Jesús Aminta Galán, una reconocida comerciante de Chalate que, además, se desrmpeñó por muchos años como consejal en la alcaldía Chalateca.
“El mismo cargo estuvo en tres períodos, pero además siempre mantuvo su venta de verduras en el mercado”, agregó la misma fuente.
Quienes conocieron a doña Chuz Galán, como decariño le decían, dicen que siempre la recordarán por su espíritu de servicio a quien siempre le pedía ayuda.
Un día antes de la tragedia, llamó a una de sus nietas para pedirle de favor que le arreglara espacio en el negocio porque iría de mañana al mercado La Tiendona, en San Salvador, a comprar mercadería.
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Y asi fue, al siguiente día madrugaron hacia la central de abastos, como lo sabía hacer todos los viernes, junto a otras dos comerciantes.
Don Roberto Solís, nunca le negaba un favor a nadie.
Ese viernes, el viaje de estas conerciantes fue realizado por Roberto Solís, un chalateco reconocido por su espíritu de solidaridad, y que generaba mucha confianza a las vendedoras por amplia experiencia en el manejo de camiones y vehículos livianos.
Uno de sus parientes relató que un día antes del accidente, don Roberto como era conocido por muchos, fue hasta el sector del puente Motochico (dañado por las llivias) para ver si se podia pasar.
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Al siguiente día, el hombre de 62 optó por viajar por la calle Longitudinal del Norte, en Sensuntepeque y Chalatenango, sin imaginarse que sería el su último viaje.
El día de la tragedia
Esa tarde de sábado, cuando regresaban de su viaje por el centro de San Salvador, ocurrió lo menos pensado, fallas en el sistema mecánico del carro hicieron que don Roberto perdiera el control del vehículo.
“Mi hermano (que también viajaba en el camión) vio que mi padre hizo lo posible por detener el vehículo; iba compresionando el camión”, explicó uno de los hijos de Solís.
La fuente detalló que unos metros de donde ocurrió la tragedia vial había otro camión accidentado, por ello a su padre le dificultó realizar otras maniobras.
A ello se suma las condiciones generadas por la lluvia, es decir, asfalto resbaladizo.
“Mi papá hizo muchos intentos por detener el vehículo; él ha manejado toda su vida”, relató el joven.
Con ello descartó que su padre haya ido a excesiva velocidad como inicialmente se había difundido en medios.
Dos personas más que viajarían con ellos el camión de regreso a Chalate no lo pudieron hacer por diversas circunstancias.