Niños reman entre pantanos por la educación en Ahuachapán Un grupo de niños de los alrededores del caserío El Chino en Garita Palmera, Ahuachapán, viajan diariamente en botes de madera hacía la escuela, enfrentando en el trayecto peligros como la lluvia y lagartos del pantano.
Por Marlon Hernández
2017-06-18 7:00:52
Mirna Lissette García rema el cayuco más grande donde transporta a sus hermanos. Foto/Marlon Hernández
La joven sueña con ser policía y sacar de la pobreza a sus familia. Foto/Marlon Hernández
Rosemberg y su hermana también viajan en cayucos para ir a la escuela. Foto/Marlon Hernández
Las estudiantes aprovechan la marea baja para no enfrentar problemas con el nivel del agua. Foto/Marlon Hernández
Lissette y su amiga se alistan para caminar por 20 minutos para llegar su escuela. Foto/Marlon Hernández
Mirna Lissette tiene que estudiar con una metodología especial su sexto grado. Foto/Marlon Hernández
Los niños de primer grado reciben clases junto con los de preparatoria. Foto/Marlon Hernández
Los maestros tratan de tener un buen nivel de educación como otros de la región. Foto/Marlon Hernández
Rosemberg estudia tercer grado en el Centro Escolar El Chino de Garita Palmera. Foto/Marlon Hernández
Los niños asisten a las clases entre muchas carencias y limitantes. Foto/Marlon Hernández
El director mantiene el centro escolar aseado y preparado para cualquier inundación. Foto/Marlon Hernández
Los estudiantes pasan por peligros durante el camino hacia el centro escolar. Foto/Marlon Hernández
Las casas de la zona sufren cuando el agua de los pantanos sube de nivel durante los inviernos. Foto/Marlon Hernández
La casa de la familia García está construida de palmeras y madera, y tiene luz a base de un panel solar. Foto/Marlon Hernández
Lissette ayuda a su madre en la cocina cuando regresa de sus estudios. Foto/Marlon Hernández
Las casas de la zona son de piso de tierra y carecen de las necesidades básicas de vida. Foto/Marlon Hernández
En la mayoría de viviendas los adultos descansan en hamacas después de una jornada laboral. Foto/Marlon Hernández
Ante la falta de espacios, los niños estudian en hamacas y en los pisos de tierra. Foto/Marlon Hernández
La familia García vive de la pesca y la crianza de animales, entre otros oficios. Foto/Marlon Hernández