José, el pastor evangélico que dejó a su pueblo por el homicidio de sus dos hijos

El predicador y una treintena de parientes se vieron obligados a huir de sus casas, en Santa Ana, desde el domingo pasado.

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La iglesia que fundó José Orlando contiguo a su casa, en el cantón El Conacaste, en Santa Ana, está cerrada desde el domingo. Foto EDH / ??scar Iraheta

Por Diana Escalante/ ??scar Iraheta

2017-06-15 7:00:43

José Orlando, el pastor de la iglesia apostólica “Jesús, la Vid Verdadera”, tomó el domingo pasado algunas pertenencias de su casa y huyó con su cónyuge de la lotificación Santa María, en el cantón El Conacaste, en Santa Ana.

El temor hizo que la pareja se fuera de prisa dejando abandonada a su congregación, su modesta vivienda, (construida con láminas y adobe) y las gallinas que criaba para subsistir en un ambiente rodeado de la pandilla 18.

Un día antes, el hombre, de 52 años, sepultó a sus hijos José Eduardo, de 25, y Wilber Ernesto, de 27, a quienes tuvo con su primera esposa.

Ambos fueron asesinados con saña, el jueves anterior, a medio kilómetro de donde residían con sus respectivas familias. Los cadáveres fueron localizados unas 12 horas después, en una finca del cantón Primavera, siempre en Santa Ana.

Los lugareños que se vieron obligados a marcharse, no tuvieron más opción que llevarse solo unas pocas pertenencias.

El pastor -quien además de predicar la palabra de Dios hacía trabajos de albañilería- temía ser blanco de un ataque similar y se marchó en busca de seguridad.

Su partida provocó un éxodo en la lotificación, la cual fue fundada hace unos 15 años.

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Entre el domingo y el miércoles por la mañana, unas 10 familias (compuestas por una treintena de personas) se habían marchado pese a que varios policías y soldados han estado patrullando el sector en los últimos tres días.

Los pocos pobladores que estaban al mediodía en las calles de tierra, rodeadas de muros y postes con grafitis de la pandilla 18, relataron que casi todas las personas que se habían marchado eran parientes de José Orlando.

“Aquí se rumora que después de que mataran a los hijos del pastor toda la familia fue amenazada y por eso se han ido. A los demás no nos han dicho nada”, explicó una habitante.

Hermanos raptados cuando iban a la tienda

La pandilla 18 ejerce control sobre la lotificación Santa María desde hace unos cuatro años

La última vez que los hermanos José Eduardo y Wilber Ernesto fueron vistos con vida fue el jueves, como a las 5:30 de la tarde.

Ambos salieron a comprar a una tienda cercana pero no regresaron. Las nueras del pastor lo llamaron para avisarle y desde ese momento salió en busca de sus hijos.

A la mañana siguiente, los cadáveres fueron hallados en una finca. Presentaban múltiples lesiones de arma blanca en el rostro y las extremidades.

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Ese día, la Policía dijo que se desconocían los nombres pero se creía que eran albañiles, porque cerca de la escena había unas herramientas de trabajo.

Algunos pobladores relataron que José Eduardo vendía teléfonos celulares cerca del mercado Colón, en Santa Ana, y era padre de dos niños. Su hermano tenía una hija y estaba desempleado.

Aparentemente ninguno tenía vínculos con pandillas.

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La zona empezó a ser acechada por la pandilla 18 hace unos cuatro años. Aunque es evidente la presencia de integrantes de estos grupos, los lugareños sostuvieron que los hechos violentos no son frecuentes en el sector.

El último homicidio que recuerdan fue el de un jefe de la pandilla, en mayo de 2016.