Justo en el centro de San Miguel está el Instituto Católico de Oriente, la única institución educativa privada que por el momento ostenta diez de calificación en el proceso de acreditación de colegios que el Ministerio de Educación (Mined) lleva desde 2013.
Un documento que el Mined ha publicado en su página oficial en Internet, bajo el titulo Resultados sobre el Proceso de Acreditación de Centros Educativos Privados, deja constancia del logro de esta institución educativa.
Según el escrito, este centro de enseñanza, al que algunos migueleños conocen también como Colegio Marista, es parte del grupo de 30 centros que fue acreditado en la primera fase del proceso.
Entre 2013 y 2016, la cartera de Estado ha evaluado y acreditado a 98 centros educativos de enseñanza privada, de un total de 904 que están registrados a nivel nacional.
La acreditación es un mecanismo establecido en la Ley General de Educación y tiene como objetivo garantizar la calidad de los servicios que este tipo de instituciones brinda a la población.
Otros que figuran entre los primeros centros que tienen buena nota en el proceso son el Liceo Salvadoreño (9.99), que también pertenece a la Corporación Marista; el Colegio Sagrado Corazón (9.98); el Colegio Augusto Walte (9.98); Colegio Español Padre Arrupe (9.96), y el Colegio María Auxiliadora (9.95).
La nota que el Instituto Católico de Oriente obtuvo no fue una cuestión del azar, sino el fruto de una serie de esfuerzos realizados de forma constante, según explicó el hermano José Antonio Ochotorena Barrena, director de dicho centro de estudios.
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Pero esta institución de enseñanza no solo destaca en el proceso de acreditación, también lo hace en los resultados de la Prueba de Aprendizaje y Aptitudes para Egresados de Enseñanza Media (Paes).
En los últimos años varios de sus alumnos se han colocado entre los primeros diez que han conquistado el diez en dicha evaluación, entre ellos: Astrid Leonor Linares García en 2008, Alicia Margarita Choto en 2015 y Roberto Méndez en 2016.
Sin embargo, Ochotorena señala que no trabajan en función de que sus alumnos saquen diez en la citada prueba nacional; eso, según afirma, “es el resultado de hacer las cosas bien, muy bien programadas, en un proceso en el cual los maestros son lo más importante del colegio, por la forma en que se les está preparando para que el alumno se sienta en su lugar”.
El nivel educativo de este colegio de la zona oriental despuntó aún más con la reforma educativa que la Corporación Marista impulsó en 2001 en todos los centros de enseñanza que atiende en El Salvador. Si bien este centro de estudios dispone de modernas instalaciones que albergan 32 salones de clase espaciosos y equipados, un centro de robótica, sala de audiovisuales, auditorio para 400 personas, gimnasio, canchas de fútbol, entre otros recursos, el punto clave es la forma en que imparten la educación, subraya el director.
El hermano Ochotorena Barrena, quien llegó a dirigir el Instituto hace 12 años, señala que como parte de esa reforma educativa llevan un proceso de formación continua de su planta docente.
La mayoría de profesores que laboran ahí tiene el nivel de licenciatura. Quienes no lo han alcanzado aún estudian para ello; pero también atienden varios diplomados en Educación Marista, Metodología Global y sobre el llamado método T que aplican.
¿En qué consiste el método T ?
En función de esa figura priorizan los contenidos que el gobierno dicta que se deben enseñar a los escolares, más un 20 % de contenidos establecidos por la corporación; las competencias, habilidades y destrezas que se deben fomentar, así como los métodos de aprendizaje y los valores.
Ochotorena Barrena sostiene que la forma en que programan, en que trabajan en el aula con los alumnos, y la forma como aplican los exámenes les ha ayudado en los buenos resultados. Y, según detalla, el colegio cuenta con un Departamento Psicopedagógico desde el cual se supervisa que esos tres procesos se cumplan bien. En los últimos tres años el colegio duplicó la población estudiantil; así pasó de tener 440 alumnos a 950. También en los últimos dos años incrementó su número de educadores, de 42 a 65.
Además de profesores, este colegio migueleño tiene cinco psicólogos que dan seguimiento al desempeño de los estudiantes a lo largo del año, también hay personal que revisa día a día, a través de las plataformas informáticas con que cuentan, para ver si estos están trabajando en casa las tareas que les asignan.
Los exámenes que se aplican a los estudiantes están bien apegados a los contenidos que se les han enseñado y para que puedan ganar la materia tienen que sacar como mínimo siete de calificación.
“Nosotros la tarea no la tomamos como nota, sino como práctica. La evaluación solamente es en el aula, también puede ser sobre una cosa que han aprendido en la tarea”, aclaró el hermano marista.
La institución tienen su propio sistema para evaluar a los educandos y, sobre todo, a partir del tercer ciclo estos son sometidos a pruebas en las que tienen que responder arriba de 70 preguntas por materia, una práctica que de paso les favorece para enfrentarse a la Paes.
El director del Instituto Católico de Oriente afirma que “el trabajo que se hace con los muchachos a la hora del examen es superinteresante, y al padre de familia le costó entenderlo. El examen es para ver cuánto pueden trabajar, no cuánto saben, y tienen el tiempo que sea necesario para hacerlo. Además, asegura que el examen está construido para todo tipo de alumno, para los lentos (y los rápidos). Aquí todo el mundo gana la materia, 100 sobre 70, porque está (diseñado) para trabajar, para ganarla”.
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Según explica, el método de enseñanza que utilizan es muy amigable y, por ejemplo, los alumnos no tienen temor a la Matemática. Ochotorena sostiene que allí el que en última instancia aplaza es porque no ha trabajado, tomando en cuenta que les dan refuerzo todo el año.
Los escolares también se someten a pruebas de Matemática, Ciencias Naturales e Inglés que aplica la Corporación Marista en todos los centros que tiene a su cargo en todos los países. A eso se suma la preparación para la Paes que el propio Ochotorena les brinda a los alumnos de bachillerato, los sábados.
El Instituto Católico de Oriente prepara a sus alumnos desde kínder para que desarrollen la lectura comprensiva, pero también para que dominen el inglés y el uso de las tecnologías de la información. De hecho los alumnos y docentes también tienen acceso a wifi. “Con la tendencia al bilingüismo, llevamos cuatro años y ya tenemos niños que están en 5o. grado y que prácticamente son bilingües, avanzados en un 80 %”, dijo.
Dado el nivel académico el 90 % de sus egresados se coloca en universidades prestigiosas de San Salvador, como la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), la Universidad Don Bosco (UDB) y la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), pero también en otras del extranjero.