La historia del café de especialidades en Estados Unidos definió el mercado de cafés. Esta historia en el país consumidor de café más importante del mundo se define en tres etapas llamadas olas o “waves”.
La Primera Ola se dio durante la segunda guerra mundial, cuando en EE. UU. se desarrolla el café para consumir en casa y el instantáneo, innovaciones importantes para hacer llegar la bebida con más facilidad a los soldados estadounidenses que peleaban en Europa y a los hogares americanos. Esto revoluciona el mundo del café y aumenta el consumo.
La Segunda Ola comienza en 1960 y termina en 1990. Los actores fueron personas que se preocuparon por conocer los detalles desde el cultivo hasta el tueste del café para ofrecerlo en sus cafeterías ubicadas en lugares estratégicos de las urbes, donde los clientes comenzaron a conocer los diferentes gustos que el café ofrece. Durante la segunda ola se crea la Asociación de Cafés Especiales en Estados Unidos y la famosa marca Starbucks, que ahora cuenta con más de 23,000 tiendas alrededor del mundo.
A partir de 1990, un pequeño grupo de jóvenes con entusiasmo y espíritu aventurero llegan más allá, al recorrer el mundo para llegar a las fincas adonde se cultiva el café.
Estas personas se consideran los creadores de la Tercera Ola, lo que ahora conocemos como cafés especiales, certificados y de compra directa de origen. Ellos han contribuido con el sector pues basados en la procedencia y calidad pagan mejores precios a los productores, beneficiando a muchos caficultores.
El desarrollo del café especial ha sido exponencial en estos últimos años, contribuyendo al conocimiento del consumidor por medio de la exposición a cataciones y al barismo, que es donde se descubren las características que ofrece el café.
La Cuarta Ola “The Fourth Wave” debería ser enfocada al productor de café, a esas personas que hacemos que las plantas produzcan el grano. Las tres primeras han sido relacionadas con el consumidor y han sido originadas en países consumidores; ahora nos toca a los productores levantarnos todos en una Cuarta Ola.
Para la sostenibilidad de la caficultura y para que los consumidores continúen dándose el gusto de tomar su taza de café es necesario que los productores conviertan su actividad en un negocio rentable, que perdure en el tiempo, que dé sustento a sus familias y a sus trabajadores.
La caficultura ahora tiene poca o ninguna rentabilidad debido a los bajos y volátiles precios de mercado, a los altos costos de producción y a los cambios severos e incontrolables del clima en los países productores. Estos aspectos dan mucha inestabilidad al negocio y el productor asume un riesgo grande que no se reconoce.
Siendo una materia prima, el mercado determina el precio del café por la oferta y demanda, efectos cambiarios en los países productores y especuladores bursátiles que hacen bajar el precio perjudicando a los productores.
La caficultura es demasiado importante en el mundo para que deje de existir.
Todos arriba en la Cuarta Ola.
* Colaborador de El Diario de Hoy.