Infiltración de delincuencia en la Policía y Ejército incrementa desconfianza ciudadana

Los grupos de autodefensa, exterminios y comunidades organizadas surgen como resultado de la pérdida de confianza en las autoridades y los salvadoreños buscan tomar la justicia por sus manos, dijeron los analistas en Canal 12 esta mañana

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Felix Ulloa y Jorge Martínez durante la entrevista de Noticiero Hechos.Analizaron la inseguridad ciudadana y los grupos de autodefensa como alternativa ante la desconfianza en las autoridades. @NoticieroHechos

Por Jaime López

2017-05-25 8:47:09

La pérdida de confianza en la seguridad pública abrió las puertas a la seguridad privada y más recientemente a los grupos de exterminio  que buscan dar seguridad y combatir a los criminales en El Salvador, fue el tema que los analistas Félix Ulloa y Jorge Martínez expusieron en la entrevista matutina de Canal 12 este jueves.

“La seguridad pública perdió la capacidad de defender a los ciudadanos y apareció la seguridad privada”, afirmó el especialista Jorge Martínez.

Y es que en los últimos años, las autoridades policiales y militares se han contaminado con grupos delincuenciales, al punto que las personas en las comunidades ya no les confían sus problemas de seguridad a los agentes del puesto policial más cercano.

Pero el cáncer de la criminalidad ha calado tan hondo, que la Fuerza Armada, que se consideraba incorruptible, está afectada por la pandemia de las pandillas. Más de 600 militares y agentes policiales del menor al mayor rango han sido descubiertos de tener vínculos con criminales.

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Cuando la sociedad ve que las autoridades policiales y militares ya no le inspiran confianza, surgen los grupos de exterminio. “Las sociedades comienzan por sí mismas a defenderse y aparecen los grupos de exterminio”, puntualizó Félix Ulloa.

El problema de estos grupos es que, según la Policía, no solo han asesinado a pandilleros u otro tipo de delincuentes sino a otras personas que nada tienen que ver con la ilegalidad o el flagelo en el país, tan solo porque los pusieron en mal por  problemas personales y más que grupos de limpieza social, se han convertido en sicarios o asesinos a sueldo y eso si es peligroso.

“Estamos retrocediendo en cuanto a nuestro estado de derecho, el estado tiene ya sus lagunas. Nuestro aparato estatal no está funcionando”, afirmó Martínez.

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Todo esto pasa por la desesperación de la sociedad y surgen los principios básicos del ser humano para autoprotegerse , dice Ulloa.

Pero a estas acciones las autoridades deben prestarle mucha atención porque “cuando la comunidad toma la justicia por sus propias manos, las consecuencias a largo tiempo son fatales”.

La situación se ha tornado más compleja que ahora existen “Los grupos de exterminio son viejos, lo nuevo es que hay grupos de exterminio de los exterminadores”, enfatizó Martínez.

Martínez concluyó que la realidad salvadoreña muestra que las instituciones de seguridad pública, las iglesias, los líderes  políticos, los sindicatos  y los empresariales han fracaso en su lucha por devolverle la confianza y la tranquilidad a los salvadoreños.

La recomendación de los analistas es que las autoridades se devuelvan a las comunidades y aprovechen todo su potencial para combatir el delito: ellos conocen al palabrero, al postero, al extorsionista, al que amenaza, al que causa problema social en la colonia o barrio y con investigación estos sujetos pueden ser detenidos y llevarlos a la cárcel.

A parte de la represión el Gobierno debe invertir en la prevención y mantener el control; no hacer operativos en una zona, y luego abandonarla, porque luego regresan los delincuentes y el problema sigue igual o quizás peor.