Ordenando nuestra biblioteca encontré y leí con interés un librito corto (163 páginas) pero espeso, que nuestro tío Chico nos “heredó” hace muchísimos años. Heredó, digo, porque es un libro bastante usado, con infinidad de párrafos subrayados, con asteriscos realzando algunas frases y con llaves que encierran pensamientos específicos. Es decir, es una obra “a dúo” entre el autor y nuestro tío Chico. Su título: “Técnica del golpe de estado”, escrito en 1928 por Curzio Malaparte (Prato, 09/06/1898 ???Roma, 19/06/1957), nacido Kurt Erich Suckert, periodista, dramaturgo, escritor de relato corto, novelista y diplomático italiano, cuyas obras tuvieron gran importancia en la Italia de la época.
Para quienes, como yo, no nos dedicamos a la política, solo diré que Malaparte dedica su obra a establecer el porqué del éxito o fracaso de algunos golpes de estado europeos del inicio del siglo XX. Así, describe el golpe bolchevique y la táctica de Trotsky, luego la era de Stalin, después la experiencia polaca, habla de Kapp, Bonaparte, Primo de Rivera, Mussolini y llega hasta el fracasado golpe de estado de Hitler. Lástima que el libro termina antes de que ese dictador asesino llevara al mundo a la Segunda Guerra Mundial.
No tengo ni la capacidad ni el espacio para resumir aquí los análisis que Malaparte hace de cada situación. Pero sí quiero lanzar yo también mi voz de alerta (¡otra vez!) para que los salvadoreños nos demos cuenta de que el FMLN no está cometiendo “errores”, sino que está siguiendo una estrategia trazada hasta en su último detalle y que las barbaridades que ahora estamos viviendo son la táctica para realizar su objetivo de hacerse con el poder total, de una vez y para siempre.
Dado que EDH me honra brindándome este espacio para opinar, es mi obligación tratar de informarme lo más ampliamente posible sobre los temas que afectan a nuestro país. Pero confieso que no soporto sentarme a escuchar a los cabecillas del FMLN; ¡tanta mentira, tanto cinismo, tanta desvergüenza, tan nefasta prédica de odio…, me enferman! Sin embargo procuro sobreponerme, aunque escuchar la misma cantinela, por los mismos personajes, hace que me ponga a divagar. Posiblemente a usted, estimado lector, le suceda lo mismo.
Pero el 1 de mayo, aunque no presencié la totalidad del evento llevado al aire de principio a fin por la televisión estatal, lo que escuché me despabiló. Porque todo, calcado, palabra por palabra, frase por frase, gesto por gesto, fue como sacado de las páginas en que Curzio Malaparte narra la preparación y ejecución del levantamiento bolchevique.
Por si quedase alguna duda, el acto de celebración del día de “los trabajadores y las trabajadoras” terminó conmemorando el Centenario de la “gloriosa” Revolución Bolchevique, cantando la Internacional comunista, puño cerrado y brazo izquierdo alzado. Verdaderamente grotesco, patético y ridículo, si no fuera tan aterrador.
Si todavía queda algún salvadoreño que no se ha dado cuenta de lo que el FMLN quiere para nuestro amado país, es hora de que despierte o que lo despertemos. Hagámoslo con valentía y con fe, porque precisamente quienes creemos en Dios y amamos la libertad, estamos celebrando otro centenario: el de las apariciones de la Virgen de Fátima. Ella, en 1917, anunció que Rusia esparciría sus errores por el mundo. Pero también que, finalmente, triunfará sobre esos errores su Inmaculado Corazón.
*Columnista de El Diario de Hoy.