Cada voz que se alza

No puede ignorarse o ver con indiferencia las decenas de jóvenes estudiantes asesinados por tropas del gobierno ni los cientos de personas encarceladas por el simple hecho de protestar contra el régimen.

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Por José Sifontes*

2017-05-05 8:55:10

Algunos podrían decir que hablar de la situación en Venezuela resulta repetitivo ya que el tema se lee y escucha en todas partes, y el estado de cosas es ya conocido por la mayoría. Pero hay que hacerlo pues cada voz que se alza es necesaria porque es una nueva señal de apoyo a las personas que en ese país arriesgan la vida todos los días y se sacrifican para lograr su libertad. Dejar pasar eso sería inmoral y una inexcusable falta de solidaridad. Asimismo existen cosas que van saliendo a luz y que deben ser conocidas.

No puede ignorarse o ver con indiferencia las decenas de jóvenes estudiantes asesinados por tropas del gobierno ni los cientos de personas encarceladas por el simple hecho de protestar contra el régimen. Y se debe tener corazón de hielo o ser un fanático para no sentir lástima por los hijos de Leopoldo López que gritaban desde la calle: “Feliz cumpleaños, papá” (no se les permitió entrar a la cárcel donde lo tienen injustamente retenido desde hace años), o por el joven que caminó desnudo en una protesta, sin más armas que un pequeño letrero, y fue rociado de perdigones en la espalda.

La situación de Venezuela es extrema. Personas hambrientas buscando entre la basura o haciendo colas desde antes de que salga el sol para conseguir un poco de comida, falta de servicios elementales, persecución y amenazas a los que disienten, fábricas abandonadas, prepotencia en su más alto grado e instituciones que han perdido su naturaleza. No ver esto es simplemente no querer ver.

Hay cosas más sutiles que no son conocidas por muchos, sea porque son menos difundidas o porque se ocultan premeditadamente. La situación de la salud pública es una. Hace unos meses un médico de un hospital del estado de Bolívar tomó una foto que conmovió a los que la vimos en las redes: recién nacidos puestos en cajas de cartón.

Los hospitales de Venezuela están desabastecidos hasta en un 80 por ciento. No se consiguen ni los más simples analgésicos, ni que decir de medicamentos para el cáncer, el VIH, y otros que hacen la diferencia entre la vida y la muerte. Se está haciendo uso de fármacos vencidos o utilizando en personas medicamentos veterinarios.

La difteria, una enfermedad altamente contagiosa y grave, ya tiene más de 20 años de estar considerada erradicada. Pues ha vuelto a surgir en Venezuela, con decenas de casos y muertes. Se previene con la vacuna DPT, el problema es que no hay. Los casos se tratan con antitoxina, y se está aplicando, solo que con una tercera parte de la dosis necesaria y con un producto que caducó en el 2009. El régimen, al darse cuenta de esto, prohibió a médicos dar la noticia, y la coordinadora de vacunación de la Secretaría de Salud les señaló que difundir la noticia era algo en contra de la revolución. Pero siempre hay médicos que hacen honor a su profesión y se negaron a quedarse callados. Hoy son perseguidos. Diosdado Cabello en una proclama que de no ser tan triste daría risa dijo que todo era parte de una conspiración de la CIA que estaba usando armas bacteriológicas.

Son cosas que es un deber contar para no ser un cómplice indiferente. Por el respeto a uno mismo y a su profesión. No es posible tener paz de conciencia hasta que toda esa tragedia termine.

*Médico psiquiatra
y columnista de El Diario de Hoy.