Las elecciones presidenciales francesas

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elsalvador.com

Por Ernesto Lima

2017-04-24 9:00:06

El recién pasado domingo 23 de abril de 2017, Francia escogió a los dos candidatos que se enfrentarán en la segunda vuelta de la elección presidencial. Después de haber sido testigos de enormes sorpresas en elecciones que se han llevado a cabo en los últimos meses, con el Brexit, la elección de Donald Trump en Estados Unidos y el resultado del referéndum sobre la paz en Colombia, estas elecciones merecen un cierto grado de atención especial. Las encuestas de manera general han ido perdiendo legitimidad, así como las informaciones brindadas por los medios de comunicación clásicos.

El contexto internacional actual tiene, de igual manera, una influencia clara en la decisión que tomaron los franceses el 23 de abril y tomarán 7 de mayo (balotaje): la creciente inestabilidad en Medio oriente, el aumento de la amenaza terrorista, la crisis de los migrantes y de los refugiados, la afirmación progresiva de Rusia en el escenario internacional, las críticas dirigidas hacia la Unión Europea y el modelo de integración adoptado así como el restablecimiento progresivo de los Estados Unidos como los “gendarmes du monde” (policías del mundo).

De igual manera, es importante mencionar el contexto interno en Francia, que está en el centro del debate nacional. La economía es un elemento que ha venido generando discusiones importantes: una tasa de desempleo que supera el 10%, un déficit público que representa 3,5% del PIB, una tasa de crecimiento que , en 2016, llegó apenas a ser de 1,1% y todo un debate sobre una eventual reforma de las horas de trabajo legales y la edad de jubilación.

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En las cuestiones sociales, los debates se centran en la identidad francesa y sus componentes y la integración de comunidades étnico-religiosas minoritarias, la eventual reforma, abrogación u conservación de la “loi Taubira” que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de estas parejas, la reforma de los programas escolares y de la organización del sistema educativo. En relación con el contexto internacional, la seguridad en el país es también un tema importantísimo con el aumento, estos últimos meses, de las amenazas terrorista.

Desde una perspectiva muy general, estas son las cuestiones que acaparan la atención de la sociedad Francesa y que estuvieron presentes durante la campaña electoral.

La elección como tal es un elemento que merece un análisis particular. Para ser electo presidente, el candidato tiene que alcanzar 50% + 1 de los votos en la primera vuelta, de lo contrario los dos candidatos con mayor cantidad de votos deberán disputar una segunda vuelta, que es lo ocurrió. Sin embargo, según las últimas encuestas, había 4 candidatos que, tomando en cuenta el margen de error, se encontraban en un “empate técnico” antes del domingo.

Los antifascistas marchan con una pancarta que se traduce como “Ni banqueros ni racistas” en Nantes, en el oeste de Francia. Foto/ AFP

El único candidato que se mantuvo de manera estable en los primeros puestos fue Marine Le Pen, del Frente Nacional. Los otros 3 candidatos que tenían altas probabilidades de acceder a la segunda vuelta con la candidato frondista eran Emmanuel Macron, François Fillon, y Jean-Luc Mélenchon.
Marine Le Pen (quien irá a segunda ronda), presidenta del partido “Front National” (Frente Nacional), un partido históricamente asociado a la extreme derecha francesa, es la favorita para ganar la segunda vuelta, con más de 20% de intenciones de voto en las últimas encuestas.

Sus principales propuestas siendo: la organización de un referéndum sobre la permanencia de Francia en la Unión Europea, la expulsión de todos los extranjeros que hayan tenido contacto con el fundamentalismo islámico, la reducción de la inmigración legal a 10 000 extranjeros por año, la suspensión de los acuerdos de Schengen (que permite la libre circulación en Europa), entre otras.

En 2002, su padre sorprendió en las elecciones presidenciales accediendo a la segunda vuelta en contra de Jacques Chirac. En la segunda vuelta, los electores se volcaron masivamente a las urnas para impedir el acceso de Le Pen al poder, eligiendo con 82% de los votos a Chirac. Sin embargo, para estas elecciones, analistas y estudios afirman que una movilización masiva de votantes en la segunda vuelta para impedir la victoria de Le Pen es menos probable que en 2002.

Una novedad en esta elección era la candidatura del ex ministro de economía Emmanuel Macron (pasó al balotaje), con su recientemente fundado movimiento “En Marche!” (En Marcha).

Él se presenta como un candidato que no está asociado ni a la derecha ni a la izquierda, es una tercera vía y su discurso ha encontrado un eco muy importante entre los electores. Macron propone la supresión de las 35 horas de trabajo semanales, reformar el sistema educativo, reconocer a los hijos nacidos de una gestación subrogada, favorecer el federalismo Europeo al proponer un presupuesto único para todos los países miembros y creando un ministerio de economía de la zona Euro, incrementar el número de efectivos policiales, entre otros. Con el anuncio de su candidatura en abril de 2016, el voto tradicional socialista se dividió entre el y el candidato del Partido Socialista Benoît Hamon, quien apenas llegaba a 9% de intención de voto en encuestas. Concentraba los focos de atención de los medios nacionales e internacionales.

François Fillon, candidato del partido “Les Républicains” (Los Republicanos), generalmente asociado a la derecha y a la centro-derecha, mantuvo, a lo largo de la campaña electoral, un discurso próximo a los valores tradicionales de la derecha moderada francesa.

Sus propuestas emblemáticas eran: la reducción de los impuestos a las empresas, facilitar el aumento de las horas de trabajo, aumentar la edad de jubilación, la supresión de 500 mil empleos públicos y la disminución del déficit público, establecer cuotas de inmigración tomando en cuenta la capacidad de acogida del país, modificar los programas escolares para asi valorizar la identidad francesa, mejorar las relaciones diplomáticas con Rusia, proponer reformar la Union Europea que respete la soberanía de los Estados miembros, entre otros. Su candidatura fue fuertemente criticada cuando un periódico de alta circulación revelara que el candidato había empleado a su esposa como asesora parlamentaria por más de 10 años en su época como diputado. Su candidatura perdió fuerza al interior mismo de su partido.

Por último, estaba el candidato fundador de su propio movimiento llamado “La France Insoumise” (Francia insumisa), considerado como un candidato de extrema izquierda. Antiguo miembro del Partido Socialista y del Partido Comunista Francés, y experimentado político , Jean-Luc Mélenchon conoció en los últimos días un espectacular incremento en las intenciones de voto, situándose en cuarta posición , y en algunas encuestas incluso, estaba al mismo nivel de Emmanuel Macron.

En su proyecto, Mélenchon proponía darle fin a la Quinta República y adoptar una nueva Constitución, modificar el sistema de sistema de seguro social para que cubra el 100% de los gastos, negociar los tratados europeos o salir de la Unión Europea por medio de un referéndum, crear 200 mil empleos públicos más, aumentar el salario mínimo a 1, 326 euros (actualmente es de 1,153 euros), terminar con la producción de energía nuclear, legalizar el consumo de marihuana, otorgar el derecho al voto a los extranjeros en las elecciones locales, entre otros. La candidatura de Mélenchon fue bien acogida por los jóvenes, quienes mostraron un alto nivel de receptividad con sus propuestas.

Estas elecciones se diferencian claramente con las que ha habido estos últimos años. Prácticamente todas las corrientes políticas tenían altas probabilidades de ganar las elecciones: la extrema derecha, la extrema izquierda, la derecha y la centro-izquierda. Esta atomicidad de las opciones políticas puede ser un indicativo de un alto grado de la calidad de la democracia, pero también puede poner en evidencia un cambio radical en la forma de hacer política: con la afirmación de las ideas extremas y de su aceptación en la sociedad y con la emergencia de los “outsiders” en la política. El escenario está listo.

Estudiante del Instituto de Ciencias Políticas de París (Sciences Po)