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Prendas de los niños que vivieron en los caseríos se deterioran tras el paso del tiempo.
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Los asesinatos de Carlos Benítez Vásquez, de 19 años, y José Alfredo Pérez, aceleró el éxodo en Azacualapa.
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De nada sirvió que los propietarios protegieran sus viviendas, al final las dejaron abandonadas.
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Un año después en Los Ponce, nadie ha vuelto desde la amenaza colectiva que hicieron los pandilleros.
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La inversión en seguridad que algunos habitantes hicieron en sus viviendas fue en vano.
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Una de las viviendas abandonadas en la zona rural de Panchimalco.
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Nadie detuvo a los pobladores a pesar que se instaló una casa de resguardó para los policías.
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Las casas de bahareque lucen solas entre la maleza y el abandono. Flores silvestres adornan los vestigios.