La solución del problema fiscal

El FMLN debe dejar de ver a las finanzas públicas como una fuente de financiamiento político y tratar de sustituir con ellas los ingresos que el partido recibía de Venezuela.

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Foto Por edhdep

Por Manuel Hinds*

2017-03-02 7:05:00

El gobierno parece estar tomando medidas para resolver su problema fiscal. El miércoles pasado anunció que está dispuesto a rebajar $126 millones de gastos anuales, una cifra que, aunque insuficiente, es sustancial. Si el gobierno sigue este curso se dará cuenta de que el manejo prudente de sus finanzas y la firmeza en mantenerlas bajo control le darán muchos beneficios. El manejo que ha hecho hasta ahora ha sido terriblemente negativo para el país y para el gobierno.
 
En vez de ayudar a resolver los problemas del pueblo, este manejo los ha ido aumentando, generando problemas que no habían sucedido en el país desde hace muchas, muchas décadas. Desde hace al menos ochenta años, la gente que trabaja en el gobierno no había tenido que preocuparse por la recepción de su salario a tiempo. Ahora hay maestros que tienen tres o cuatro meses de que no les pagan. La lista de los medicamentos que no hay en los hospitales está subiendo a una velocidad espeluznante. Las escuelas no tienen material. Los proveedores no reciben pago por lo que ya entregaron. El país ha estado al borde de que le corten la electricidad que compra de Guatemala y varias oficinas de gobierno están bajo la amenaza de apagones. 

Todo esto añade a las angustias que ya tenía el pueblo salvadoreño. Son angustias muy básicas y que tienen un impacto negativo enorme en el progreso del país porque no se puede esperar que una persona que no haya recibido su salario por cuatro meses pueda concentrarse en su trabajo y no en estar haciendo arreglos continuos con sus acreedores y con sus proveedores para poder sobrevivir sin pagarles. Esto se vuelve una cadena porque dichos acreedores y proveedores también tienen problemas al no recibir pagos, de modo que pagos detenidos en el empleador más grande del país se multiplican en la sociedad, esparciendo la angustia y convirtiendo el crédito informal de un instrumento que puede ayudar a la inversión pequeña en uno que sólo se usa para compensar dichos pagos. 

El impacto político de este descontento no puede pasar inadvertido para el gobierno, ni por supuesto para la oposición. Para el gobierno no pagar los sueldos es peor que bajar los gastos. Pero la oposición no debe ponerse en la posición de bloquear reducciones necesarias de éstos, excepto cuando dichas reducciones realmente representen un peligro para la Nación. Ningún ciudadano gana de estos problemas. El desgaste de que el gobierno no cumpla con sus obligaciones no es sólo para el gobierno y el FMLN sino también y primordialmente para el pueblo que está regresando a los problemas que tenía en los Años Veinte con el pago de sus salarios.
 
Pero el FMLN también debe dejar de ver a las finanzas públicas como una fuente de financiamiento político y tratar de sustituir con ellas los ingresos que el partido recibía de Venezuela. Debe entender que los impuestos no son el derecho real que una vez fueron en la época del absolutismo, algo que el pueblo tiene que dar para que los que están en el gobierno se sustraigan de los problemas económicos del país. Los impuestos son el pago que la ciudadanía hace para recibir servicios públicos eficientes. El gobierno ha olvidado esto y debe recordarlo.
 
También debe entender que las pensiones no son hechas para resolverle problemas fiscales al gobierno sino a la población trabajadora. Y el gobierno, menos que nadie, puede apropiarse de fondos que los pensionados presentes o futuros han ahorrado para su vejez, ni pagándoles tasas de interés mucho más bajas de interés (que repercuten en pensiones más bajas) ni directamente apropiándose de las pensiones, volviendo peor el problema fiscal por crear una enorme deuda con los ciudadanos.
 
Pero, habiendo dicho esto, la propuesta de la sociedad civil tiene muchas medidas que ayudan a rebajarle el costo al gobierno, que en el neto quedan rebajadas a la mitad. Decir que esto no ayuda es ya un capricho de un partido que se imaginaba que iba a quedarse con los miles de millones de ahorros de la sociedad para gastárselos ahorita mismo y dejar a los gobierno futuros una deuda enorme sin otra manera de pagarse que con enormes impuestos.
 

*Máster en Economía, 
Northwestern University. 
Columnista de El Diario de Hoy.