Así lucen ahora las plazas, cerradas, en el Centro Histórico de la capital, donde solo han dejado los monumentos y, en algunos casos, pocos árboles.
La Plaza Libertad parece totalmente desolada, solo con el monumento cubierto con plásticos para protegerla de las maquinaria pesada y los materiales removidos.
Diferente es el caso de la plaza Morazán, donde desde hace varias semanas está cerrada y los trabajos aún no inician.
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En cuanto a la plaza Gerardo Barrios, frente a Catedral Metropolitana, esta ya tiene maquinaria pesada dentro removiendo el cemento y a diario se ven los camiones retirando los escombros, entre tierra y otros materiales.
Pero uno de los principales problemas que persiste es que los peatones tienen que caminar en las calles a falta de aceras, arriesgándose a ser golpeados por los vehículos.
Una de las calles donde las personas deben caminar por la pavimentada porque no hay acera es la 2a. Calle Oriente, ubicada entre Catedral y la plaza Gerardo Barrios.
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El cierre de las plazas hace que los automovilistas busquen vías alternativas y en horas de mayor tránsito, como las avenidas España, 2a. Avenida Sur, las cuales colapsan a causa de la sobrecarga vehicular.
Además, a esto se suma la falta de gestores de tránsito en intersecciones como la 1a. y 3a. Calle Poniente y la Avenida España, donde el caos vehicular impera a diario por buses y microbuses.
En estas intersecciones impera la ley del más fuerte dado a que los conductores particulares y colectivos se abren paso a como da lugar.