Colonia Iberia acoge a misioneros extranjeros

La organización Punto Corazón lleva más de 20 años trabajando en la Iberia y zonas aledañas. Ellos predican la palabra de Dios, con la cual llevan esperanza y fe a niños y adultos.

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 Este grupo de misioneros trabaja evangelizando y visitando hospitales para llevar palabras de alivio a los enfermos. En la colonia Iberia dan consejería a niños y adultos, lo que les ha servido para tener actitudes positivas.

/ Foto Por Mauricio Cáceres

Por Evelia Hernández

2017-03-04 7:00:00

Cinco misioneros extranjeros  de origen francés, estadounidense y brasileño, promueven  la compasión, la oración y el apostolado en la colonia Iberia, lugar donde permanece la  obra de “Punto Corazón”, que es un  pequeño hogar de refugio donde los jóvenes reciben respeto, cariño y amistad por parte de los miembros de la organización.

Los extranjeros Pedro Lacaze, Thomas Gautier, originarios de Francia; Emely Moon, de Estados Unidos; Stephany Cardozo, de Brasil; y Tobías Wolff, de Alemania, permanecen en la zona llevando una vida de comunidad y apostolado.

 

Todos los jueves el francés Peter Lacaze, coordinador de los misioneros extranjeros, recorre las calles, pasajes y rincones de la colonia Iberia para realizar las visitas  a los diferentes amigos, niños y adultos que necesitan ser escuchados y obtener una palabra de aliento o de fe. Es una de las labores que los jóvenes deben realizar como parte del apostolado.

Además, las puertas de Punto Corazón permanecen abiertos para los niños  los días miércoles y sábados, donde los misioneros juegan, ríen, cantan y divierte a los pequeños de la colonia Don Bosco, comunidad Iberia y la Paz, de San Salvador.

Los misioneros, entre las edades de 20 a 35 años, también se desplazan por las diferentes colonias  aledañas al polígono Don Bosco que no pueden acercarse a Punto Corazón, debido los límites de territorialidad que  definen los grupos de pandillas en esa zona.

Para estos misioneros la labor que realizan les llena de expectativas y satisfacción “ya que a través de la  evangelización podemos ver cambios de actitud, el salir de las iglesias y salir  al  encuentro  de las personas que necesitan ser escuchados”, declara Tania Ponce, salvadoreña que pertenece a la organización.

Otra de las actividades  que los  jóvenes extranjeros  realizan es visitar  a los niños con cáncer que se encuentran en el hospital Benjamín Bloom.

Para estos proclamadores de la fe  “pertenecer a Punto Corazón, significa vivir el evangelio muy preciso, concreto con las personas vulnerables”, dice Tobías Golf, misionero Alemán.

Mientras que para los habitantes de la colonia, la presencia de los misioneros en la zona “nos vienen agrandar la fe, nos dan alegría”, expresa Emma Arteaga, habitante de la zona.

Para Carmen, de 89 años, los misioneros de Punto Corazón, “nos dan consuelo, a través de su visita”.

Carmen lleva viviendo en la colonia Iberia más de 50 años y vio cómo se creó  la fundación, en 1994, cuando llegaron  Damián, Guillermina y Alyeta, quienes recibieron refugio de los párrocos que se encontraban en esa época en la iglesia María Auxilio de los Cristianos, en la colonia Don Bosco.

Desde hace 22 años, los habitantes de la  colonia Iberia ha visto  desfilar por sus calles alrededor de 80 misioneros católicos que han dejado buenos recuerdos entre los residentes.

Cada vez que los misioneros de Punto Corazón recorren  la zona son reconocidos por los lugareños, quienes explican que los extranjeros les hacen sentirse como en familia.

Sobre Punto Corazón

La Organización se fundó en Francia y mantiene sede en 22 países de cuatro continentes.

Los Punto Corazón son pequeños hogares  que se vuelven simples refugios de amor y ternura, donde cada niño pueda ser amado, recibido, escuchado y respetado con el fin de brindar y comunicar el  calor de una familia.

También sirven  en lugares de gran sufrimiento como los hospitales, hogares que acogen personas con lepra o sida, orfanatos, cárceles, hogares de ancianos o de discapacitados o en el mundo de la calle.

En cada uno de las sedes o refugios de esta fundación hay hasta cinco misioneros encargados de  dar asistencia psicológica a los niños de colonias  de zonas vulnerables a la violencia.

Además, esta organización también se encarga de proponer a jóvenes de 18 a 35 años de edad   de las zonas de las diferentes localidades para realizar misiones  de uno o dos años a nivel internacional.

Los voluntarios o misioneros  son apadrinados por donantes, quienes dan una aporte financiero para cubrir las necesidades básicas del misionero.

Este año, de El Salvador saldrá una misionera hacia una sede de Punto Corazón de Cuba.

Tania Ponce, de 23 años, viajará en abril y tiene grandes expectativas y retos sobre la misión que lleva hacia la isla, debido a que existen muchas familias que se consideran ateas, dijo la joven.