Durante más de quince años fue bailarina de ballet y pensó que allí estaba su vida. Hasta que Gracia María González descubrió el mundo de la ópera… Y todo cambió.
Si bien siempre le gustó cantar y participaba de los coros de su iglesia y su colegio, no fue hasta que leyó un anuncio en un periódico que su destino empezó a cambiar.
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“Vi en el diario que la Ópera de El Salvador buscaba gente para La Novicia Rebelde, así que me presenté. Y así empecé”, cuenta Gracia, que además está graduada de licenciada en comunicaciones integradas de Marketing en la Escuela de Comunicación Mónica Herrera.
Atrás quedaron los tiempos de ballet con Alcira Alonso. Hoy, ya una soprano consagrada de la Ópera de El Salvador”, reconoce que la pasión por este tipo de música “es un gusto adquirido, como el vino”.
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También sabe que en este tipo de género se necesita un doble esfuerzo: “por un lado prepararse como cantante, pero por otro también preparar al público para escuchar algo que no está acostumbrado”. Por que sí, la propia Gracia reconoce hay cierto prejuicio con la música clásica, a la que se cataloga de aburrida.
Sin embargo, cada vez más son los jóvenes que su suman al género, ya sea como espectadores o como cantantes. “En este momentos la Ópera de El Salvador tiene más de 100 jóvenes becados en el canto lírico y hay mucho entusiasmo”, agrega Gracia.
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