Investigando sobre este tema, confirmé que con la gran velocidad de los desarrollos y cambios tecnológicos, ni las empresas más innovadoras están libres de los riesgos que afectan a la continuidad de sus negocios… Y es bueno ante esta situación preguntarse como empresario o responsable de una empresa: ¿Qué estamos haciendo para garantizar la continuidad de la empresa? ¿Qué tenemos que hacer para que no nos lleve el río?… Recordando el refrán: ¡Camarón que se duerme se lo lleva la corriente!
En nuestro entorno se complica más la situación por la tendencia inexplicable que, frente a una situación que se debe resolver, coordinando diferentes actividades y ordenándolas para trabajar en equipo y ser más eficaz y eficiente, cuando se asignan los cometidos, las personas encuentran más fácil y más rápido las dificultades para hacer lo que les corresponde, que razones y soluciones prácticas para hacerlo… Y se pierde más tiempo discutiendo sobre los problemas que sobre las soluciones.
Y quizás por eso, muchísimas cosas en la política, en las empresas y en las familias están por hacer y se pospusieron, pues frente a las supuestas dificultades, y los riesgos y peligros, ahí siguen como una bomba de tiempo, que todos saben que un día explotará… Y lo peor es que cuando explote, los más listos dirán: “Yo ya lo sabía”.
El “Sistema de Gestión de la Continuidad de los Negocios” sirve precisamente para salir del contexto de resistencia subliminal y, aplicando sistemas sencillos de análisis preventivos, buscar y encontrar los riesgos y peligros internos y externos, pero también para analizar la empresa desde el punto de vista positivo para encontrar las oportunidades latentes, que siempre las hay, que ahí están esperando y se está perdiendo el beneficio de rentabilizarlas.
En los asuntos políticos hay una inmensidad de grandes y pequeñas cosas que resolver, empezando por hablar el mismo léxico… Cualquier norma internacional empieza describiendo el alcance, luego los objetivos e inmediatamente el “vocabulario” que se utilizará, para cuando se plantea un concepto, todos las partes interesadas entiendan y asuman el mismo significado… Pues en el ámbito empresarial, principalmente cuando se está produciendo un cambio generacional tanto en las sociedades anónimas como en las empresas familiares, se debe planificar bien y con suficiente tiempo la transferencia de la dirección. Que debiera ser para que la empresa, con la mente y el conocimiento actualizado de los sucesores más jóvenes, dé un salto cualitativo en su desarrollo. Hay que asumir sin miedos que la generación entre los 30 y 45 años está mejor preparada.
La tranquilidad que las cosas evolucionaban lentamente se terminó, cada día cambian y evolucionan rapidísimo… Y de eso se trata, en la implantación de un sistema de gestión, de la continuidad del negocio dentro del contexto mundial de desarrollo tecnológico e interacción con los clientes.
Las aplicaciones tecnológicas, la comunicación inmediata con todo el mundo, la nube, el teletrabajo, la inmensidad de nuevas APP de servicios inmediatos y más económicos pueden ser una amenaza, pero también una oportunidad…
Nada es estable: ni los trabajos, ni los productos, ni las profesiones… La ventaja que hoy tenemos es que para adecuarnos a esos cambios no hay que inventar nada, sino entender, aprender y aplicar los sistemas de reconocimiento internacional que ya existen.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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