Hablar de Mauro Nunes Bastos es hablar de goles en el fútbol salvadoreño. El delantero brasileño necesitó de un poco más de tres torneos en el balompié cuscatleco para ganar un campeonato con el Águila, tres títulos de goles y un récord (20 goles en un torneo) aún vigente y ganarse el cariño de la afición negronaranja que aún recuerda sus 55 tantos vestido con la casaca aguilucha.
Vino allá por 2001 a El Salvador, específicamente un 5 de abril, por recomendación del preparador físico en ese entonces de los migueleños, Gustavo Estévez. “El me indicó que trabajáramos juntos en Águila”, recuerda el goleador sudamericano.
No esperó tanto Nunes Bastos para demostrar de lo que estaba hecho. Tres días después de llegar al país, le tocó enfrentar a Alianza en el estadio Jorge “Mágico” González. Los albos estaban en ventaja 1-0, pero dos goles suyos le sirvieron a los negronaranja para ganar el partido 1-2 y para comenzar una travesía que se traduciría en goles para los de San Miguel.
Ese torneo, que lo inició a mediados de competencia, marcó 10 goles. Pero un torneo después, el Apertura 2001, se destapó con 20 tantos; y el siguiente, 16, para ganar el campeonato de goleo en ambas competiciones.
En 2001 ayudó a Águila a conquistar su corona número 13. Un gol suyo, al minuto 45, abrió la cuenta ante FAS para que luego Roberto Martínez rompiera el empate, al 70’, que había decretado el argentino Alejandro Bentos al 52’.
Así, con Juan José Gómez; Kílmar Jiménez, Roberto Martínez, Roberto “el Negro” Hernández, Mario “el Tiburón” Meza Mayén, William Torres Alegría, Alexander Amaya del Cid, el uruguayo Darío Larrosa, Herbert Burgos, el brasileño Rodinei Martins, él entre otros, bajo la dirección técnica del charrúa Saúl Rivero, levantaron la copa para los migueleños.
En 2003, una ruptura de ligamento en la rodilla derecha lo relegó al banquillo y, meses después, a la rescisión de contrato.
Sus inicios
Mauro César Nunes Bastos inició su andar en su Porto Lucena natal, un municipio brasileño del estado de Rio Grande do Sul, en el Cruzeiro de Santiago.
Luego jugó en más de una decena de clubes brasileños, entre los que se podrían mencionar Juventude, Atletico Goianense, Gremio Santanense, de donde saltó para el Águila.
Ahí recibió la llamada de Estévez y se vino a El Salvador en medio de incógnitas y muchos sueños de éxitos. Y los encontró en San Miguel, ciudad que, dice, aún recuerda con mucho cariño y admiración.
Recuerda su paso por el fútbol cuscatleco con mucho cariño y, aunque tiene recuerdos de jugadores recios, de quienes no quiso mencionar nombres, dice no guardar rencores porque entiende que era parte del juego.
Además de Alianza, los equipos que más lo sufrieron fueron FAS y Dragón. Incluso está entre los jugadores aguiluchos que más goles le ha marcado a los santanecos.
En 2003 se volvió a Brasil y jugó con el Sao José de Porto Alegre, con el que se retiró en 2005.
¿Qué hace?
Mauro Nunes Bastos de fue de El Salvador en 2003 aquejado por una ingrata lesión de rodilla. Se instaló en Alegrete, una ciudad del estado de Rio Grande do Sul considerada la ciudad más “gaucha” del mundo.
En la actualidad trabaja como encargado de almacén de la Camara de Veradores, algo así como el órgano político de la ciudad donde trabajan los políticos de la ciudad, según cuenta el exaguilucho.
A la par de su trabajo, parte de la noche la dedica a sus estudios. “Estoy terminando mis estudios de secundaria y después quiero seguir la ‘facultade’”, dice Nunes.
El fútbol no lo ha dejado del todo. Los fines de semana juega en la liga amateur de la ciudad, donde ya ha ganado, como no, varios títulos con distintos equipos y también de goleo individual.
Del fútbol salvadoreño dice estar pendiente a través de amigos por las redes sociales, incluso en su perfil de Facebook ha escrito en varias ocasiones mensajes de ánimo para el Águila, sobre todo cuando se enfrenta a FAS, Alianza o Firpo, pues los considera clásicos, según él. Le gustaría volver algún día al país, agrega, del que guarda muchos buenos recuerdos
No siente malestar por los dirigentes que lo dejaron marcharse y considera una pregunta difícil cuando se le cuestiona sobre un posible reconocimiento por parte del equipo por su trayectoria porque dice que hubo otros buenos jugadores aguiluchos, incluso compañeros suyos.
