Hablar en público es una habilidad que no todos tienen, pero que se puede cultivar a través de la práctica.
Para conocer de qué manera se puede obtener un mejor resultado al disertar sobre un tema y cuáles son los aspectos en los que debes reparar para conseguirlo, Jaime “Cronchis” García, entrenador en habilidades de comunicación interpersonal, productor independiente y locutor, comparte diez valiosos consejos a partir de su vasta experiencia en los micrófonos y la radio.
Para él, lo más importante de un buen orador es hacer conexión con el público.
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Eso se logra desde antes de salir al auditorio, cuando tomas en cuenta tu presentación personal, preparas el tema y te nutres de él, y ensayas cómo vas a decir tu discurso.
Asimismo, García sugiere que un buen orador es aquella persona que crea una conversación con su público, ya no se trata del individuo frío y estático que se dirige a todos, si no de alguien cuya frescura genera confianza en todo el salón.
A algunos se les facilita iniciar un discurso contando chistes y les funciona, en cambio otros se sienten más cómodos siendo serios. Todo es válido, siempre y cuando se tome en cuenta el público a quien se va a dirigir y el tema que se va a abordar.
“Existen varias técnicas para preparar un discurso”, indica el experto, “pero lo importante es utilizar aquella que nos de resultados efectivos. A algunas personas les funciona verse al espejo, a otras grabar sus discursos, todo es válido”, añadió.
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Lo mejor es prepararlo en base a tres ideas, porque se estructuran mejor que tener hasta nueve ideas, esto aplica en disertaciones que no sobrepasan los 10 minutos.
Para aprender a hablar en público, también se puede recurrir a algunos libros. El “Cronchis” recomendó “Inteligencia conversacional” de Judith E. Glaser, los libros de Dale Carnegie y “El método Ted para hablar en público” de Jeremey Donovan.
“La idea es tomar todo aquello que es práctico y adaptable a la personalidad del orador”, recuerda.
Por último, la preparación marca la diferencia entre un orador mediocre y otro que no lo es.
Para ganarse la atención del público hay que dejar a un lado los miedos. “Es bueno ponerse nervioso, porque los miedos son naturales en el ser humano. El miedo se pierde cuando uno está convencido de que tiene manejo correcto del tema”, concluye.
Esto es lo que debes hacer para realizar una disertación exitosa
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1. Lo primero es conocer de qué se va a hablar. Si una persona sale al auditorio sin saber qué decir, pone de manifiesto la falta de credibilidad. Asimismo, no obtiene el impacto esperado del público y está destinado al fracaso.
2. “Aunque conozcas el tema del que vas a hablar, es importante que ensayes tu presentación”, aclara García. Eso incluye estructurar el discurso a partir de una introducción, luego el contenido y preparar las conclusiones. “Lo que debes intentar desde el principio es sorprender a la audiencia contando anécdotas o vivencias, pues son un recurso muy humano y hace sentir a la audiencia en familia”, indicó.
3. Las personas que quieren establecer una conexión de comunicación con su público deben preguntar a quién se dirigen. Esto sirve para conocer el tipo de idioma, lenguaje y los códigos a utilizar en el discurso. A esto se le conoce como caracterización del auditorio. “No cuesta nada investigar a quién les voy a hablar. Fracasan aquellos que no toman en cuenta al tipo de público, porque los receptores sienten como si no se referían a ellos y no surge la conexión”, detalla el “Cronchis” García.
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4. “Ante todo hay que hablarle al público en español. Me refiero a utilizar un lenguaje adecuado y no muy técnico, a menos que así lo requiera”, indicó el locutor. Si el disertante es un médico, es válido el lenguaje técnico, porque todos se van a entender muy bien, pero si se trata de una charla a pacientes la gente no comprenderá. “Lo que hay que hacer es preguntarse qué tipo de palabras puedo utilizar para que el discurso sea digerible”, explicó.
5. La audiencia valora mucho cuando el disertante habla con pasión y también lo nota cuando no ama el tema o está improvisando. “Cuando ven su pasión y energía, contagia a todos los demás”, señaló García, “por eso es importante no perder de vista la pasión”. El respeto y la credibilidad nacen cuando hay entusiasmo en una disertación y no se recurre a las improvisaciones. En la historia, algunas personas que destacaron por la manera de pronunciar sus discursos fueron Martin Luther King, Barack Obama e incluso Hittler.
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6. Hay que tomar en cuenta que un orador se expone a la mirada de muchas personas y a sus juicios.
Es imposible decir que alguien es el 100 % de lo que viste, ya que hay mucha gente talentosa a quien no le importa su apariencia. Pero cuando se habla de impactar, nunca hay que perder de vista la presentación personal. “Eso no significa vestir formalmente, si no adecuado a la ocasión”, precisó García.
7. El disertante debe romper el muro entre él y el resto de personas en el auditorio. Es muy importante que se involucre con los receptores y comprenda que son individuos con sentimientos y emociones. “Para lograr conectar con la gente, se puede recurrir a contar algunas vivencias, emitir ciertas señales de alegría como una sonrisa e incluso reconocer algún error cuando uno se equivoca, cuando uno es humano con la gente y por supuesto cuando hay pasión”.
8. “Existen personas que creen que son los dueños de la verdad, que no se pueden equivocar y que tienen la información adecuada”, aseguró el experto. “Estas personas suelen improvisar mucho para no aceptar que desconocen o que se han equivocado, ellos generan una evasión o anticuerpo con su público. En cambio, quienes aceptan que no son dueños absolutos del conocimiento son aceptados por las demás personas”, explicó.
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9. No se trata de tener un entrenamiento de locutores, pero es importante educar la voz para prestar atención a la velocidad, pausas e intensión de lo que se dice. “Hablar correctamente permite que la gente digiera y procese las ideas de un determinado número de palabras”, indicó el “Cronchis”. Hay muchos ejercicios que ayudan a pronunciar correctamente. También dejó en claro que gritar es un error, porque molesta a la gente y lo más importante es que no impresiona.
10. Cada vez que tengas que hablar en público, pregunta con cuánto tiempo cuentas para estar en el escenario. “He ahí la importancia de ensayar previamente y hacer una estructura del discurso para dar espacio a cada parte”, expresó García. El disertador puede utilizar apoyos como una presentación en Power Point y evitar llenarlas de texto o ser leídas palabra por palabra. Los buenos oradores ocupan imágenes no letras.