En entrevista con InfobaeTV, Juan Sebastián Marroquín, ahora Juan Pablo Escobar, hijo del narcotraficante más famoso de Colombia, Pablo Escobar Gaviria, habló de la publicación de su nuevo libro en las que salen a la luz nuevas revelaciones.
En la producción editorial titulada “Pablo Escobar Infraganti”, habla en primera persona, con un lenguaje sereno y confiesa tener claro que, luego de haber publicado esto, no podrá entrar a los Estados Unidos. “En mi libro cuento que mi padre trabajaba para la CIA vendiendo cocaína para financiar la lucha contra el comunismo en Centroamérica. Allí hay nombres como George Bush padre y tantos más”, dice.
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Lo que se descubre con mi libro es que mi padre estaba trabajando para la CIA, vendiendo cocaína para que ellos pudieran financiar su lucha anticomunista en toda centro América. Esto ubica a mi padre en una historia en donde algunas cosas empiezan a encajar.
El negocio del narcotráfico es muy diferente a lo que soñamos. Lo que hacía la CIA era comprar los controles para que entrase la droga a su país y obtener un maravilloso negocio.
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Cuenta, por primera vez, cómo fueron las últimas 72 horas de su padre, cómo se obtuvo la famosa foto en la que se lo ve a Escobar al lado del cargamento de cocaína que probaba su actividad y de la vida de lujo y de tortura de “El patrón del mal”.
“Las últimas 72 horas de mi padre me impactaron mucho. En esa etapa de su vida perdió todos los estribos. El perdió su amor por él mismo. Venía de haber arrasado media Colombia con su violencia y él mismo levantó el teléfono para que su llamada fuera identificada y lo encontraran”, explica.
Juan Pablo habla de su padre con admiración, pero no por su actividad de narcotraficante que aborrece. “Admiro a Pablo, mi papá, el que me educó. No a Escobar, el mafioso”, afirma. Dice que a los 8 años, Escobar Gaviria le mostró todas drogas que había en aquel momento y le dijo: “Si te da curiosidad, prefiero que consumas conmigo y no en cualquier lado”. Asegura que nunca mató a nadie y que, de haber querido, podría haber sido el sucesor del hombre fuerte del cartel de Medellín.
“Estoy agradecido por estar vivo. Hoy yo creo que el miedo a la muerte me importa menos porque hay cosas más importantes, como acercarnos a la verdad. A mi hijo de 4 años le estoy contando quién fue su abuelo. Mi compromiso como padre es que él ame a su abuelo. Hoy él lo ve en la tele y el niño se acerca y le da un beso a la pantalla”, asegura.
La prohibición de la droga es un gran negocio para algunos que cierra por todas las puntas, afirma Escobar, y añade: “Mi padre fue un engranaje de un gran negocio del narcotráfico universal. Cuando ya no les sirvió, lo mandaron a matar”.
Con información de Infobae