Las exploraciones al espacio requieren de una minuciosa preparación. Según la European Space Agency (ESP), los astronautas deben practicar paracaidismo, realizar muchos ejercicios de supervivencia en mar, selva y desierto para poder viajar por el espacio, a otros planetas o a la luna.
El astronauta Harrison Schmitt también se preparó así para la misión en Valle de Taurus-Littrow, en la Luna. Pero no contaba con un factor que cambiaría su estado de salud.
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Schmitt viajó con su compañero Eugene Cernan, luego de haber explorado el valle, ambos astronautas regresaron al módulo Apolo 17. Ahí sacudieron el polvo lunar de sus trajes y retiraron sus cascos. Schmitt observó una reacción alérgica en su piel, fosas nasales y ojos, sin saber qué lo había ocasionado. Los síntomas duraron más de dos horas.
Esas mismas manifestaciones ya habían aparecido en otros astronautas que habían explorado la luna y fueron registradas por el ddoctor de la NASA, Dr. Bill Carpentier.
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Luego de investigaciones, Carpentier descubrió que el polvo lunar provoca alergia. Pero no solo eso, de acuerdo con el informe de la NASA Risck of Adverse Health Effects, “el polvo es irregular, por lo que una fuerte respiración podría perforar los conductos y sacos alveolares de los pulmones”.
Schmitt jamás imaginó que parte de su trabajo podría ocasionarle tal malestar.