Cada vez hay más información médica sobre los daños que ocasiona el consumo de tabaco a los órganos internos, que demuestra que puede generar varios tipos de cáncer. Pero este hábito también deja secuelas externas. Aunque los daños estéticos no son de vida o muerte sí afectan la apariencia.
Fumar tiene consecuencias nada atractivas sobre la piel, el cabello, las encías, los dientes y las uñas.
“Los cambios más notorios en las personas que llevan de cinco o más años de fumar se ven en la piel, que presenta resequedad, y en la boca; los dientes se amarillentan, cambian de forma y de alineación y es más fácil que lleguen caries. Los labios se ven resecos y presentan fisuras”, explica el oncólogo Fidel Campos, del Centro Internacional de Cáncer (CIC).
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Además, los dedos de la mano con que se fuma y todas las uñas toman un color amarillento y en algunos casos pueden deformarse.
“Como el tabaco afecta todo el organismo, también deteriora la lengua y se pierde sensibilidad del sentido del gusto”, agregó el oncólogo.
Al perder sensibilidad del gusto los fumadores perciben menos los sabores de los alimentos.
Uno de los cambios más drásticos se da en la piel, que sufre un envejecimiento prematuro. El tabaco genera problemas de circulación y por lo tanto aumenta las probabilidades de que aparezcan estrías, manchas y líneas de expresión.
Dientes y encías
Los químicos y tóxicos que contiene cada cigarrillo manchan los dientes, generando un tono amarillento después de varios años de fumar. Con el paso del tiempo las encías se van deteriorando y crecen las probabilidades de perder piezas dentales. Los fumadores también son más propensos a las caries. La mayoría de estos daños son irreversibles, pero se puede detener su avance dejando el hábito.
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Cabello
Tiende a resecarse y se vuelve más quebradizo. Esto afecta a hombres y mujeres por igual, aunque estos efectos pueden revertirse. En primer lugar debes dejar de fumar.
La salud de tu cabello tiene mucho que ver con tu alimentación. Te ayudará el ingerir vegetales, frutas y semillas. Por ejemplo, puedes consumir lechuga, brócoli, espinaca, frijoles, zanahoria y cítricos como naranja, toronja y limón.
Uñas y dedos
Se vuelven amarillentas y más frágiles, lo que significa que pueden quebrarse en cualquier momento. Generalmente los dedos de la mano con la que fumas también se manchan, además contiene un olor fuerte a tabaco que puede ofender a quienes están cerca de ti.
Para contrarrestar estas secuelas puedes consumir alimentos ricos en vitamina C y D. Por ejemplo, almendras, nueces, fresas, entre otros.