Por más de cinco décadas la planta de producción Agave, ubicada en Moncagua, San Miguel, se dedica a elaborar sacos de fibra vegetal para empacar café de exportación. Es la única de su tipo en Centroamérica.
La empresa Agave S.A. trabaja con distintas especies de plantas para la fabricación de tejidos orgánicos, pero es el kenaf (Hibiscus cannabinus), el que se usa exclusivamente para confección de los sacos para transportar café, el producto estrella de la empresa.
Según el fabricante, este material permite conservar el aroma y la humedad del grano.
Sus clientes son 200 distintas marcas de café de Centroamérica, México y Estados Unidos, y estas los distribuyen alrededor del mundo.
La fábrica emula a la perfección una miniciudad dentro del municipio de Moncagua.
Mira las imágenes del proceso de elaboración de los sacos
Los empleados de la planta se tratan como una familia, ya que las cerca de 350 personas que trabajan en la compañía se conocen muy bien, y cada jornada de trabajo empieza con un efusivo saludo.
Al entrar a la fábrica un rótulo de pintura de color amarillo con azul que dice “Agave S.A.” resalta entre los distintos tonos de café que marcan en el suelo los puñados de fibra natural que se están secando al sol.
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Un mar de hebras de kenaf inunda el departamento de suavizado, área en la que la fibra es tratada y humectada, lista para iniciar su viaje a lo largo de la planta llena de máquinas de un color verde esmeralda un poco desgastado por los años.
Los grandes rollos de la materia prima pasan primero por el departamento de cardas, en donde la fibra se hace más fina y vuelve a enrollarse. Los ovillos ya refinados pasan al departamento de hilado, en donde inicia la transición de los filamentos a delicados hilos dorados.
Luego de que el hilo es puesto en carretes, pasa a la embobinadora donde es enrollado, y la máquina engomadora aplica un líquido natural hecho a base de yuca, lo que le proporciona mayor resistencia y suavidad.
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Ahora el hilo está listo para crear la urdimbre en los telares que pasan la trama para crear la tela para los sacos.
Finalmente la tela es cortada a la medida y el saco es confeccionado con máquinas de coser.
Para poner un sello final al proceso, una máquina estampa los logos de los clientes. El producto que sale de la línea de producción es un saco salvadoreño que conserva de forma ideal el café en su largo viaje por los diferentes países del mundo.