A ver, a ver, a renovar energías

Espero que más y más oficinas logren se respete el horario laboral para así, a la hora oficial de salida, se escuche el mandato de la jefa del AID “¡A casa, gente, su familia los espera, aquí no pagamos horas extra!”.

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Cuando se confirma que la prueba del VIH ha resultado positiva, el tratamiento debe de iniciar de inmediato.

/ Foto Por Archivo

Por Carlos Alfaro Rivas *

2017-02-13 8:53:00

Durante la paranoia del Y2K, justo cuando el calendario estaba a punto de cambiar de 1999 a 2000, predecíamos la venganza de las computadoras.  Chispas en las bodegas de hardware, caput los aviones en vuelo, y tanta otra maldición. El siglo pasó, y nada colapsó, pero Y2K nuestras revoluciones sí que aceleró.

Levanten la mano los que revisan su correo y su Feis antes de levantarse. Las que andan bostezando en los pasillos. Los que prefieren dormir media hora más que desayunar. Las que llegan tarde al puesto por pasar al drive thru de Wendy’s. Los que almuerzan en su escritorio con ojos clavados en emails y posts. Las que ya ni huella digital tienen de tanto Whatsappear. Las que tienen tapizado su calendario de reuniones, muchas de ellas, improductivas por estar atendidas por los y las aquí descritos.

¡Alto Y2K!

Para frenar esta epidemia, acertados científicos aseguran que si queremos lograr hacer más, en menos tiempo, debemos enriquecer nuestro estilo de vida con el ejercicio (mi único vicio), una siesta de gato, menos multitasking y más enfoque, dormir al menos 7 de las 24, emanciparnos del celular, comer sano, y prohibido saltarnos las vacaciones.

Los gringos lo tienen muy claro.  Me cuenta Polanco, un financiero del AID, que su jefa a las meras 5 pasa gritando “Go home to your family people, we don’t pay overtime” (traducción abajo).  Eso sí;  la hora de entrada es hora de ponerse a trabajar, y no de ponerse a chambrear y desayunar.

Como el tiempo, la energía es finita. A diferencia del tiempo que se acaba  (“La vida se pasa volando”, dice la abuelita), nuestra energía si podemos – y debemos renovar, para no quemarnos, ser más productivos y sacarle el jugo a la vida fugaz.

Los europeos también lo tienen muy claro.  Para muchos, el fin de semana comienza el viernes al mediodía (igual que el de los peruanos en verano); trabajan 11 meses al año y, durante 1 mes, hay fuga masiva de las grandes capitales, en busca de sol y la mar. Más ahora con aerolíneas de bajo costo y AirBnb.

Los homo sapiens estamos alambrados diferentes, por lo que cada quien debe renovar sus energías como mejor le asiente. El alambre que todos tenemos en común, nos hace funcionar mejor en intervalos de 90 minutos. Por lo tanto, las reuniones no deben durar más, y en vez de cafeína inyectar, una caminadita por la oficina, cada hora y media, debemos dar (aplausos de los fumeques).

No será fácil, pero vale la pena intentar, el cuerpo y la mente relajar. En lo personal  a medio día me renuevo nadando, y a la vez asoleándome el pellejo. Nacen las ideas, fluye el pensamiento, y el celular muy lejos de mí.

Los diseñadores de interiores, como mi hija, y muchas empresas de la nueva economía, tienen claro el poder de la renovación.

Diseñan ambientes laborales relajados en los que, un par de veces al día, se vale echarse en un huevón, jugar ping pong y darse un shake de arándano con limón. En La Constancia, a partir de las 5, los que quieran dicen ¡Salud! con un par de Pilsener.  Los sudafricanos (y ahora los belgas), también lo tienen muy claro: + Renovación = + Productividad. 

Todo para el uso y no para el abuso. No sé qué tanta renovación se logra agarrando avión como los brasileños y panameños el mes de carnaval.

El trabajo por objetivos, con mucho enfoque, le debe dar en la nuca a doce horas diarias de desenfoque.  Salir a almorzar es necesario; las vacaciones anuales mandatorias, y en algunas empresas, se vale desde casa adelantar para la trabazón evitar.

 Espero que más y más oficinas logren se respete el horario laboral para así, a la hora oficial de salida, se escuche el mandato de la jefa del AID “¡A casa gente, su familia los espera, aquí no pagamos horas extra!”.

Cerremos cantando todos al ritmo de “La Colita”, de la Sonora Dinamita: A ver, a ver, a renovar energías, si no renuevas, te sale  la corcobita.
 

*Columnista de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com