El Solitario George tenía 90 años cuando murió solo y sin descendencia en las Islas Galápagos. Ahora, la que quizá fue la tortuga más emblemática de Ecuador volverá a casa; esta vez, embalsamada.
Su muerte en junio de 2012 entristeció al mundo porque El Solitario George era el último de su especie. Tras su deceso -por causas naturales- sus restos fueron enviados al Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, donde quedó en manos de taxidermistas. Entre septiembre de 2014 y enero de 2015, su cuerpo gigante fue exhibido al público en esa entidad.
El último de los Chelonoidis abingdonii volverá a las Galápagos este 17 de febrero y lo espera un nuevo hogar en Isla Santa Cruz. Justamente ahí, donde pasó los últimos 40 años de su vida, será parte de una muestra permanente abierta a los viajeros, informó el miércoles el ministerio de Ambiente.
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En Isla Santa Cruz lo esperan instalaciones especiales -adecuadas y climatizadas- para que el público pueda volver a verlo a partir del 23 de febrero.
El Solitario George se resistió a aparearse con tortugas de especies afines pese a los intentos de los expertos del Parque Nacional Galápagos, pero ahora estas islas localizadas en medio del Océano Pacífico -a 1,000 kilómetros de las costas ecuatorianas- cumplen con éxito diversos programas de reproducción y crianza de otras especies de tortugas gigantes.
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Galápagos fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad en 1979 en reconocimiento por sus especies únicas, animales y vegetales, terrestres y marinas que sirvieron de base para que el científico inglés Charles Darwin desarrollara su teoría de la evolución de las especies.