Juez impone una multa de $800 mil a poeta Cardenal, crítico de Ortega

La decisión de un juez de Managua fue publicada en La Gaceta, el diario oficial.

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elsalvador.com

Por Iván Olivares

2017-02-16 9:58:00

Nelson Omar Larios Fonseca, Juez Tercero de Distrito Civil de la Circunscripción Managua, no pudo escoger peor momento para hacer publicar en La Gaceta, Diario Oficial, su decisión de imponer una multa de $800 mil al poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, justo dos días antes de que comenzara el XIII Festival Internacional de Poesía, en Granada.

Desde hace más de una década, la colonial ciudad de Granada (47 km al oriente de la Managua) se convierte en una suerte de capital internacional de la poesía, con una convocatoria que ronda los 150 poetas invitados, entre nacionales y extranjeros, y se convierte en el tema de moda… por una semana.

Pero en esta ocasión, el Festival -que en esta edición recuerda el 150 aniversario del nacimiento de Rubén Darío, a la vez que honra al poeta nicaragüense Manolo Cuadra, y al salvadoreño Roque Dalton- pasó a segundo plano, al conocerse que el juez Larios había impuesto una multa de 17.2 millones de córdobas, equivalentes a $800 mil.

El edicto judicial publicado en La Gaceta fue promovido por el abogado José Ramón Rojas Méndez, quien representó al presidente Daniel Ortega, cuando este fue acusado por su hijastra Zoilamérica Narváez de abuso sexual en 1998.

Cardenal ha levantado su voz para denunciar, dentro y fuera de Nicaragua, la “dictadura de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo”, además de condenar públicamente las leyes dictadas por Ortega, que regalan parte del territorio nacional al chino Wang Jing para que construya un canal interoceánico.

Antes de las elecciones que dejaron ganador a Ortega y a Murillo, Cardenal respaldó un pronunciamiento hecho por varias personalidades nicaragüenses en la que pedían a la comunidad internacional no legitimar lo que denominaron una “farsa electoral”, mientras que a los nicaragüenses les instaba a unir fuerzas “para forzar a Daniel Ortega a la creación de las condiciones necesarias para garantizar unas elecciones verdaderamente libres, honestas e incluyentes”. 

Al conocer de la multa, el mismo Cardenal dijo: “Me alegra que el mundo entero se entere que soy un perseguido político en Nicaragua. Perseguido por el gobierno de Daniel Ortega y su mujer, que son dueños de todo el país, hasta de la justicia…”.

Los intelectuales reunidos en el festival de poesía en Granada lo han apoyado.

Un rival de “lujo”

Las molestias del gobierno de Ortega -y en especial, las de su esposa, la poetisa Rosario Murillo- datan de hace años. Estas cobraron mayor interés público a partir de 2008, cuando el poeta Cardenal fue condenado a pagar la primera multa de mil dólares.

El enfrentamiento llegó a ser tan notorio, que hasta la intelectualidad cubana – que en los años 80 defendió a capa y espada al gobierno de Ortega – se solidarizó con Cardenal, en un acto que entonces resultó completamente inusitado.

En septiembre de 2008, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) firmó un comunicado en el que se referían al “conflicto que enfrenta al poeta Ernesto Cardenal con el actual gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua”.

“Admiramos su obra poética, de indiscutible trascendencia, y la lealtad que ha mostrado en toda circunstancia hacia nuestra Revolución. En los años en que muchos renegaron de sus ideas, él dio una lección de coherencia y dignidad. Hoy, cuando vivimos en América Latina momentos de cambios y esperanza, Cardenal ha acompañado estos procesos con su voz y su prestigio”, señalaba la Uneac.

El espaldarazo fue tan contundente, que incluso Murillo intentó deslegitimar al grupo de intelectuales, creadores y pensadores que habían firmado el documento.

Unos años después, en 2015, el sacerdote, ahora con 90 años, volvería a provocar la ira de la pareja gobernante en Nicaragua, al denunciar durante el Festival de Poesía de ese año, el riesgo que el canal interoceánico representaba para el Cocibolca, el Gran Lago de Nicaragua, que baña las costas de la ciudad de Granada.

En esa ocasión, ante la presencia de centenares de poetas llegados de todo el orbe, Cardenal exclamó, mientras mostraba un mapa en el que se apreciaba el amenazado lago, que “esta lectura será un homenaje al lago de Nicaragua que está gravemente amenazado por el canal”, haciendo un llamado para que “el mundo sepa lo que pasa en Nicaragua”.

La multa se convierte en el más reciente acto de un drama que se remonta a la década de los años 80 del siglo pasado. El escenario fue Mancarrón, la isla mayor del archipiélago de Solentiname, en el Gran Lago de Nicaragua, donde el poeta y sacerdote Cardenal creó una comunidad de pintores y poetas durante los años de la lucha en contra del dictador Anastasio Somoza Debayle.

800 veces la multa

En los años 80, gracias a su prestigio internacional, el poeta Cardenal consiguió una donación para construir una escuela de formación de líderes campesinos, y aunque el edificio sí llegó a construirse, la escuela como tal no tuvo mucho recorrido, por lo que se decidió convertir la instalación en un hotel regentado por Alejandro Guevara y su esposa Nubia Arcia.

A mediados de la década de los años 90, Guevara falleció en un accidente de tránsito, por lo que la Asociación para el Desarrollo de Solentiname decidió que la viuda administrara el hotel por dos años, sin pagarles por ello.

Vencido el plazo, la Asociación no consiguió llegar a un acuerdo que le resultara satisfactorio, por lo que se decidió a recuperar la administración del hotel, dando como resultado que la viuda Arcia los demandara, y que un juez ordenara que se le devolviera la administración del hotel.

En 2008, el inversionista alemán, Inmanuel Zerger, esposo de Arcia, demandó al poeta por injurias y calumnias, en una época en la que Ortega ya controlaba el poder judicial en Nicaragua, y luego que Murillo ocupara la titularidad del Ministerio de Turismo, logrando que un juez condenara al sacerdote a pagar una multa de mil dólares.

Cardenal se negó, aduciendo que la sentencia era “ilegal e injusta”, por lo que se le declaró en rebeldía. Luego de casi siete años de negarse a pagarla, el juez Larios Fonseca, calcula que el monto de la multa se eleva a $800 mil, y que el poeta debe pagar.